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Reportaje:CULTURA Y ESPECTÁCULOS

La seducción de 'Las edades de Lulú' vence el paso del tiempo

Editada por primera vez hace 15 años, la novela de Almudena Grandes ha vendido un millón de ejemplares y se ha publicado en más de veinte países. En septiembre aparecerá una edición conmemorativa corregida por su autora.

Amelia Castilla

Almudena Grandes (Madrid, 1960) había cumplido 28 años cuando se alzó con el premio de la 11ª edición de novela erótica La Sonrisa Vertical. Las edades de Lulú era la primera novela que terminaba y, por supuesto, la primera con la que ganaba algo -el premio estaba dotado con un millón de pesetas-. Entonces trabajaba como negra en varias empresas editoriales, redactando guías turísticas o enciclopedias. Ahora, 15 años después, el premio ha dejado de existir, pero ella es una escritora reconocida. Para celebrar el éxito de una novela que ha rozado el millón de ejemplares y que se ha publicado en más de 20 países, Tusquets Editores lanzará el próximo septiembre una edición conmemorativa, corregida y con prólogo de la autora.

Con el paso del tiempo, y arropada por el éxito, Las edades de Lulú ha acabado por ganarse un puesto en la colección Andanzas, donde la editorial publica su narrativa, pero en 1989 la novela salió a la calle en la colección de La Sonrisa Vertical, donde se ha mantenido todo este tiempo.

Ambientada en el Madrid de los años setenta, tenía todo lo necesario para convertirse en un éxito. La literatura erótica, la única capaz de cuestionar los códigos morales y sexuales, estaba en boga. El argumento parte de una historia de amor marcada por el juego de la iniciación y el dominio. Lulú, una niña sucia, cae rendida a los encantos del mejor amigo de su hermano mayor, un poeta sin éxito y catedrático de Literatura, con el que se casa. La relación erótica maduro-joven se mantiene hasta que ella, la niña desgarbada, cumple los 30 años. Abandonada por su marido, que mantiene una madurez idílica, Lulú inicia un recorrido erótico por el Madrid más lumpen, donde revivirá.

De los avatares por los que ha pasado la autora y su novela desde entonces da buena cuenta en el prólogo. "Si yo soy, es porque soy soberbia", reconoce en las prímeras líneas . Pero fue gracias a ese pecado -una compañera de trabajo de la editorial ganó un accésit en un certamen literario antes que ella- de donde surgió el estímulo que la lanzó a escribir su primera novela, "inspirada directamente" en Con las mujeres no hay manera, de Boris Vian. "Cogí a una mujer de 30 años, de buena familia, casada, pero por razones obvias no muy respetable, y la situé en el centro del lumpen gay". Meses después abandonaría su hipotética Con los hombres no hay manera y se encontraría con Lulú.

Perseguida por el escándalo de los medios más conservadores, Las edades de Lulú se colocó inmediatamente en las listas de los libros más vendidos y enseguida empezaron las traducciones a otros idiomas. Las edades de Lulú no se leyó igual en todas partes. Hubo países donde se interpretó como un producto exótico. Un ejemplo: la Oficina de la República Federal de Alemania para el Control de la Literatura Peligrosa estudió la posibilidad de incluir la obra en el índice oficial. La propia autora recuerda que hubo entrevistadores que le preguntaban si sus conciudadanos le insultaban por la calle o si su hijo había tenido problemas en el colegio. Pero, con el tiempo, acabó por acostumbrarse al vértigo de las entrevistas y al impacto de un éxito tan abrumador como complejo, aunque renozca que estuvo a punto de aplastarla.

Cuando a principios de 2004, su editor, Antonio López Lamadrid, llamó a la autora para recordarle que habían pasado 15 años y que debían renovar su contrato porque la novela se seguía vendiendo, la escritora se encontró con una oportunidad única para evitar que, de una vez por todas, "los dientes me siguieran rechinando cada vez que leyera una sola frase con cinco adverbios de modo terminados en mente. Ésa es la justificación de un proceso en el que he pretendido limpiar el texto, es decir, corregir sin hacer trampas". Animada por esa tarea, ha suprimido también decenas de puntos y aparte porque "fragmentaban el texto de manera innecesaria".

Otra de las trasformaciones de la nueva edición es que Lulú llora menos: "Pero esa chica es una llorona", le espetó su amigo Óscar Ladoire cuando leyó la novela antes de que fuera publicada. "Entre el pabellón del Real Madrid y Neptuno no hay distancia suficiente para que haga todas las cosas que hace y le dé tiempo a llorar". Curiosamente, Ladoire se convertiría después en el protagonista de la película, adaptada al cine por Bigas Luna, con Francesca Neri en el papel de Lulú.

Pese a los cambios, la novela sigue reflejando "la ingenuidad, el entusiasmo y la inexperiencia" de la escritora que era Almudena Grandes entonces; 15 años después, la autora se enternece ante detalles como la angustia de su personaje por la cantidad de café que está derramando mientras intenta cargar una cafetera con dedos tamblorosos. "Aquella cafetera me iba a costar una fortuna, leo ahora, y recuerdo la época en que me preocupaba desperdiciar el café, y me asombro de todo lo que nos ha pasado a las dos, a Lulú y a mí, desde entonces hasta hoy".

Almudena Grandes.
Almudena Grandes.SANTI BURGOS

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