Los investigadores europeos piden una reforma urgente de la política científica
Una agencia independiente de los Gobiernos será la encargada de financiar la ciencia básica
Los científicos europeos se están organizando, por primera vez en la historia, para participar activamente en la política científica, para la que reclaman una urgente reforma. El cambio urge porque los indicadores sobre el nivel de la ciencia siguen por debajo de EE UU, se ha deteriorado la financiación y no hay capacidad para atraer o retener a los mejores científicos. El movimiento, articulado en el último año, ya tiene un modelo diseñado, que incluye la creación de una Agencia Europea de Investigación para financiar la ciencia básica.
El nuevo modelo se está debatiendo en el I Foro Europeo Euroscience que comenzó el miércoles en Estocolmo. Esta reforma necesita una financiación adecuada. "Sin un significativo aumento del presupuesto de I+D en todos los niveles, la ciencia europea no despegará", comentó José Mariano Gago, que preside la Iniciativa por la Ciencia en Europa, punta de lanza de este movimiento.
Las 52 sociedades y organismos científicos que están trabajando para conseguir la reforma creen que ésta no puede esperar y debe plasmarse en 2005, en paralelo con la negociación del presupuesto comunitario a partir de 2007 y el diseño del próximo programa marco de investigación y desarrollo. La Comisión Europea, a través del comisario de Investigación, Philippe Busquin, ha apoyado la iniciativa, que se perfilará en una reunión en París el próximo octubre, y la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de marzo pasado aseguró que aguarda con interés una propuesta de la comisión sobre este tema.
Sin embargo, como señala Jean-Patrick Connerade, presidente de Euroscience, las palabras no se han traducido en hechos en los últimos años en lo que respecta a los acuerdos de Lisboa y de Barcelona (el objetivo de que Europa sea en 2010 la economía más avanzada basada en el conocimiento y dedique para entonces un 3 por ciento de su PIB a investigación y desarrollo. Connerade pone como ejemplo el deterioro de la situación en Francia y cree que los Gobiernos nacionales no están convencidos de la importancia de la investigación.
Mayor participación
La Iniciativa por la Ciencia en Europa pretende que se equilibre la situación de la investigación básica con la de la investigación aplicada en el Programa Marco de I+D, hasta ahora volcado en la aplicada, pero no sólo eso, explicó ayer Gago, que fue ministro de Ciencia en Portugal durante siete años, a este periódico: "En la política científica hasta ahora participaban la Comisión Europea, los Gobiernos de los países miembros y algunas empresas. Ahora se normalizará con la participación de los representantes de los científicos, pero todo esto exige una reforma".
El consenso alcanzado, plasmado en una carta recientemente publicada en la revista Science, indica que la nueva Agencia Europea de Investigación no estará participada por las agencias nacionales (como el Ministerio de Educación y Ciencia en España), sino que tendrá fondos nuevos y será independiente. Todavía no está elegida una opción de las varias posibles, pero lo más probable es que se amplíe el Programa Marco de I+D para que incluya la investigación básica y que la nueva agencia gestione estos nuevos fondos, rindiendo cuentas a la Comisión Europea, y siempre con criterios estrictos de excelencia y originalidad.
"Hay dos posturas", explica Gago. "Una es partidaria de empezar con un tamaño pequeño, limitándose la agencia a las convocatorias de proyectos, y la otra es que también se meta en temas de política científica, formación, creación de centros de investigación y demás. Mi postura es la segunda. Creo que no puede existir un organismo de financiación que no disponga de un marco político en el que trabajar y, además, que para que pueda llegar a existir tiene que disponer de recursos suficientes".
Una posibilidad real, pero remota por ahora, es que este papel lo cumpliera la Fundación Europea para la Ciencia, que reúne a los organismos europeos de investigación pero que no dispone de fondos, al contrario que la Nacional Science Foundation de Estados Unidos, considerado por muchos un modelo a seguir.
También están por definir los cambios en la estructura de la Comisión Europea, para que la administración de los fondos de investigación, ahora en manos de una dirección general, pase a agencias especializadas. El proyecto de constitución europea deja abierto este tema, y Euroscience, por ejemplo, es partidaria de que exista un ministro europeo de ciencia que coordine el llamado Espacio Europeo de Investigación.
"Estamos sólo en el principio de un largo e interesante proceso", resume Gago, que es físico de partículas, y termina con dos temas fundamentales: "Aumentar la financiación de la ciencia en la escala europea no debe implicar reducirla en el nivel nacional, que ya es demasiado bajo, y los países pequeños o pobres no deben temer que la nueva agencia dedique todos los recursos a los grandes centros de investigación europeos. Europa necesita todos sus recursos humanos y sabemos que es posible combinar lo nacional con lo internacional, como demuestra el ejemplo del Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN)".
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