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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

En la católica Irlanda

Planteada desde la pluralidad de los puntos de vista de sus múltiples personajes, recorrida por un aire entre juguetón y desinhibido, La memoria de los peces se proclama orgullosamente como una comedia "para todos los sexos". Es decir, para heterosexuales, gays, lesbianas, indecisos, bisexuales, tímidos... para todos los públicos, podríamos decir. Sus personajes, bien descritos en unos pocos rasgos, son personas entre los 20 y pocos y los 40 y muchos, en ocasiones sin nada claro en la vida, que se encuentran y desencuentran en un Dublín de hoy mismo, clase media-media con sus traumas, sus miedos y sus deseos (incluso inconfesables) y que, como mandan los cánones no escritos de esa variación contemporánea de la clásica comedia de enredo amoroso que son las historias plurales de encuentros y desencuentros, viven situaciones que bordean el absurdo.

LA MEMORIA DE LOS PECES

Dirección: Liz Gill. Intérpretes: Flora Montgomery, Sean Campion, Fiona O'Shaughnessy, Joan Butler, Meter Gaynor, Fiona Glasgott, Stuart Graham. Género: comedia. Irlanda, 2003. Duración: 90 minutos.

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Esto es como decir que en su construcción, estructura y desarrollo, incluso en su conclusión, poco destaca como original: todo suena a conocido. Pero lo que la hace una película destacable, entrañable incluso, no es otra cosa que el sentido del humor que su realizadora, Liz Gill (es éste su segundo filme; el primero es aquí inédito), es capaz de imprimir no sólo a sus personajes, sino a la entera vivencia que los envuelve. O dicho de otro modo, estamos ante una película que no se toma a sí misma demasiado en serio, por mucho que hable de cosas que importan prácticamente a todos los seres humanos: la amistad, los celos, el amor, el lío de los sexos, el ligue, la atracción, la religión, las indecisiones ante el otro/la otra, la maternidad... Fresca y desenvuelta, amena, poco convencional y realizada con un ojo puesto sobre la amplia platea homosexual, La memoria... se ve sin desdoro, se disfruta con calma... y tal vez se olvide pronto.

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