El mundo gay Irlandés llega a las pantallas
Liz Gill muestra por primera vez en la cinematografía de su país besos entre homosexuales en la comedia 'La memoria de los peces'
De puntillas, sin querer entrar en demasiada polémica, la directora Liz Gill ha iniciado su pequeña campaña contra la conservadora moral católica irlandesa. El primer paso lo dio el pasado año cuando, al fin, fue la primera realizadora de su país que se atrevió a mostrar ante la cámara escenas de amor -eso sí, castas- entre personas del mismo sexo. El escenario era un cosmopolita Dublín y el filme, Goldfish memory (La memoria de los peces), que llega hoy a las pantallas españolas avalado por los premios a la mejor película del Festival de Cine Irlandés y Británico, el del público del Festival de Los Ángeles y el de mejor director en el Festival de Cine de Comedia de Peñíscola. Además, compitió en la Semana de Cine de Valladolid.
La Iglesia no ha puesto un pero. "Están demasiado centrados en sus propios problemas. Nunca han vivido momentos tan bajos", apunta Gill en referencia a las acusaciones de abusos sexuales a la que hacen frente miembros del clero. "Mi intención es que la gente se ría y que los más conservadores aprendan que el amor es para todos", señala con la esperanza de que los "temas subversivos" con humor "entren mejor".
La cinta arranca cuando Clara descubre a su novio besando a otra, lo que produce una reacción en cadena de romances. Todos los personajes coinciden en afirmar que sin amor no pueden vivir y cuando rompen una historia se olvidan y la superan en cuanto comienzan la siguiente. Les ocurre como a los peces, animales tan desmemoriados que en segundos no recuerdan lo que acaban de ver.
"Dublín es ahora más liberal, pero aún queda mucho por hacer", piensa Gill, que se inició con Martin Scorsese y que rodó su primer largo, Oro en las calles, para la productora española Filmax. "Por ejemplo, en Irlanda hay un alto nivel de suicidos entre los jóvenes, y espero que la película ayude a los homosexuales que viven en la Irlanda profunda y que no saben qué hacer. Que les sirva para no sentirse tan distintos", confió la ayudante de realizadores como Todd Haynes y Barry Levinson.
"En Irlanda, la comunidad gay es muy pequeña y ha acogido bien la película, pero los gays y lesbianas no son los únicos que la han visto", remarca, "porque el público está cansado de ver dramas sobre el campo, la Iglesia y la guerra irlandesas". Un poco apurada por revelar el secreto, terminó relatando cómo una actriz en el momento de hacer secuencias de cama con una compañera se echó atrás. "Así que las hicimos la productora y yo", recordó con resignación Gill, que prepara ahora otra comedia romántica, El día de los Santos Inocentes.
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