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EL MODELO SANITARIO MADRILEÑO

Sanidad alerta de que falta dinero para atender a los inmigrantes que Zapatero quiere regularizar

El Gobierno regional reclama al central 835 millones y prevé un déficit anual de 50

Oriol Güell

El Gobierno regional cree que la sanidad pública está al límite de su capacidad financiera y teme ser incapaz de atender a los inmigrantes que "llegarán" a la región con el proceso de regularización que realizará el Gobierno central. Éste fue el aviso que lanzó ayer el consejero de Sanidad, Manuel Lamela. "Alguien nos tiene que explicar cómo pagaremos la asistencia a los inmigrantes", reclamó Lamela. Éste alertó de que "Madrid ya sufre un déficit anual de 50 millones de euros por la atención a los no residentes" y reclama al Estado 835 millones para "garantizar" la sostenibilidad del sistema.

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La Consejería de Sanidad afirma que es "imprescindible" alcanzar un pacto de Estado entre el Gobierno central y las comunidades autónomas para asegurar la "viabilidad financiera" de la sanidad pública regional "a medio y largo plazo". "Este pacto le fue propuesto por la presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, al presidente del Gobierno [central, José Luis Rodríguez Zapatero]. Ahora reiteramos que alcanzar este pacto cuanto antes es fundamental para el futuro de la sanidad pública", declaró Lamela.

Sanidad quiso lanzar un mensaje tranquilizador para los inmigrantes. "La sanidad madrileña va a atender a todos los residentes en la región, sea cual sea su situación. Es su derecho, pero hay que abrir urgentemente el debate de cómo va a financiarse su atención médica", explicó un portavoz.

La Consejería de Sanidad basa sus reclamaciones en un doble análisis. El primero se refiere al presente y al pasado recientes, en los que afirma sufrir un "importante déficit" porque recibe menos dinero del que gasta en atender a los pacientes en los hospitales y ambulatorios. El segundo análisis se refiere al futuro y a los inmigrantes que llegarían a la región atraídos por "el efecto llamada que tendrá el proceso de regulación [de extranjeros] que quiere llevar a cabo el Gobierno central", explicó Lamela.

El consejero de Sanidad no dispone de datos de la avalancha de inmigrantes que teme, pero sí los ofreció sobre el "défict" actual de la sanidad pública: 835 millones de euros. Éste es el dinero que la presidenta regional, Esperanza Aguirre, reclamó a José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno central, en la reunión que ambos mantuvieron el pasado 28 de julio en el palacio de la Moncloa. Lamela reiteró esta demanda en el encuentro que mantuvo con la ministra de Sanidad, Elena Salgado, al día siguiente.

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Transferencias sanitarias

El Gobierno regional basa sus reclamaciones en tres motivos. El primero es el crecimiento de la población regional en cerca de medio millón de personas desde que la Comunidad de Madrid asumió la gestión de la sanidad pública, en enero de 2002. "No es necesario renegociar las transferencias sanitarias [como reclama el secretario general del PSM, Rafael Simancas], pero sí lo es actualizar los datos con los que se calcularon las necesidades financieras de la sanidad madrileña", explicó Lamela.

El segundo agujero económico está causado por la atención médica a personas residentes en otras comunidades y que son atendidas en hospitales sufragados por las arcas del Gobierno regional madrileño.

"Existe un fondo de cohesión que es el instrumento por el que las comunidades que atienden a personas de otras regiones, como es el caso de Madrid, son compensadas por estos gastos", explicó Lamela. "Este fondo es muy insuficiente. Madrid se gasta cada año 80 millones de euros en atender a los desplazados, pero sólo recibe 30 millones por este concepto. Es decir, cada año acumulamos un déficit que supera los 50 millones", añadió Lamela.

La tercera fuente del déficit tiene su origen en la atención médica a los inmigrantes en situación irregular que viven en la región. Aunque todos ellos tienen derecho a conseguir su tarjeta sanitaria, muchos no la solicitan y sólo acuden a urgencias cuando lo necesitan. Al no tener tarjeta sanitaria, estos pacientes no constan como población residente y, por tanto, Sanidad no recibe dinero del Gobierno central por su atención médica.

Manuel Lamela teme que el déficit de la sanidad madrileña aumente con la regulación de los inmigrantes en situación irregular que puedan demostrar que llevan dos años trabajando en nuestro país. "Esta regularización puede provocar un importante aumento de la población regional legal y alguien tiene que explicarnos cómo vamos a pagar su atención médica", inquirió el consejero de Sanidad.

Además, Lamela alertó del "efecto llamada" que esta regulación puede tener, incrementando aún más la llegada de inmigrantes que no podrán regularizar su situación al no llevar dos años trabajando en España. "La regularización propuesta por el Gobierno central es un globo sonda que, si no se hace de forma controlada, atraerá a más inmigrantes a los que también habrá que atender. Esto originará un coste para el que ahora no tenemos presupuesto", concluyó Lamela.

Más diferencias por las bombas de insulina

Los 835 millones que el Gobierno regional le reclama al central no son el único conflicto abierto entre ambos ejecutivos en estos momentos. La ampliación de la cartera de servicios ofrecida por la sanidad pública, como la reciente administración de bombas de insulina para diabéticos o el tratamiento de la cardiopatía isquémica, también separan a ambos ejecutivos.

El origen de las diferencias está en quién se hace cargo del coste de los nuevos tratamientos. Para garantizar la igualdad del sistema sanitario en toda España, las nuevas prestaciones deben ser incluidas en el catálogo del Sistema Nacional de Salud (SNS) y financiadas por el Ministerio de Sanidad, que dota de los recursos necesarios a las comunidades autónomas.

El foro habitual donde ministerio y comunidades acuerdan las nuevas prestaciones es el Consejo Interterritorial de Sanidad, en el que participan todos ellos.

Sin embargo, en muchas ocasiones la decisión en el Consejo Interterritorial se retrasa y algunas comunidades, como Madrid con las bombas de insulina hace un año, extienden tratamientos pese a no recibir por ello financiación del Gobierno central. Madrid ha reclamado desde entonces que le reembolse este dinero.

El ministerio ofreció recientemente finaciar las bombas de insulina mediante una dotación de 10 millones de euros al Fondo de Cohesión, de los que 1,3 correspondían a Madrid. La Comunidad rechazó esta solución.

"No la podíamos aceptar por muchas razones. En primer lugar porque el Fondo de Cohesión sirve para el pago de la asistencia médica a los desplazados y no para financiar el catálogo de nuevas prestaciones", explicó un portavoz de la Consejería de Sanidad.

"Ésta es una decisión que debe tomarse en el Consejo Interterritorial, incorporarse al catálogo de prestaciones del SNS y ser aprobada por real decreto. Lo que el Gobierno central quería era aprobar la medida por una simple orden ministerial y sin los recursos económicos suficientes".

La consejería ha enviado recientemente al ministerio su propuesta de real decreto, pero mientras éste no se apruebe en el Consejo Interterritorial, el Gobierno regional seguirá financiando las bombas de insulina con cargo a sus arcas

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Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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