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Gallardón sólo ha comprado 479 pisos dentro de su plan de 'cirugía' del centro

"El ritmo no es el deseable", admite la Empresa Municipal de la Vivienda

La Empresa Municipal de la Vivienda (EMV) sólo ha comprado 479 viviendas en el distrito de Centro desde 2002 para ser rehabilitadas. Esta cifra está muy lejos de las casi 10.000 previstas en diferentes Áreas de Rehabilitación Integrada (ARI) del distrito, en su mayoría en el barrio de Lavapiés, que tendrían que rehabilitarse hasta 2008, según el plan del Ayuntamiento para la revitalización del centro urbano. El director de la EMV, Sigfrido Herráez, reconoce que "el ritmo no es el que desearíamos", y achaca esta lentitud a la dificultad para gestionar la compra de las viviendas y el realojo de sus inquilinos.

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El plan de revitalización del centro urbano presentado el pasado 2 de julio por el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, (la llamada cirugía del centro) prevé la rehabilitación hasta 2008 de 44.000 viviendas en los distritos de la almendra central de la capital, de ellas casi 10.000 en el distrito Centro ditribuidas en cinco ARI. Dos de estas áreas se crearon durante el anterior gobierno municipal de José María Álvarez del Manzano: Huertas-Las Letras y Lavapiés, con un total de 4.896 viviendas por rehabilitar. El plan de revitalización del centro urbano de Ruiz-Gallardón añadió otras 4.390 al ampliar las dos ARI ya existentes y crear otras tres: Jacinto Benavente, Pez-Luna y el Recinto S. XII Norte Sur, entre las calles Arenal y Bailén.

Desde 2002, la EMV sólo ha adquirido 479 viviendas en el distrito. Según su director, Sigfrido Herráez, esta lentitud se debe a "muchas variables", entre ellas los propios trámites para adquirir los edificios, llegar a un acuerdo con los inquilinos, el mal estado de los edificios y, en muchos casos, la ocupación ilegal de viviendas.

Herráez explica que, una vez localizado un edificio en mal estado, primero se realiza un estudio económico de la operación de rehabilitación, "cuya aprobación se consensúa con los partidos de la oposición", afirma Herráez. "Simplificando, se calcula cuánto va a costar la compra y la rehabilitación, por un lado, y por el otro, los beneficios que aportará el alquiler de las viviendas rehabilitadas", explica. Después se establece un presupuesto y se procede a realizar una oferta de compra a los propietarios.

Sin embargo, el precio cada vez más elevado de los pisos en el distrito Centro (que puede llegar a 3.600 euros por metro cuadrado "por una vivienda en estado ruinoso") "hace que no compremos estos edificios para no favorecer la especulación", afirma el director de la EMV.

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Inquilinos reacios

Herráez admite que, a pesar de las facilidades que ofrece a los afectados, su departamento encuentra muchos problemas a la hora de llegar a un acuerdo con los propietarios de los inmuebles para adquirirlos y, posteriormente, para realojar a sus inquilinos en otras viviendas, generalmente en la misma zona, mientras duren las obras de rehabilitación."Muchos vecinos son reacios a abandonar sus pisos aunque sea para mejorarlos", afirma Marisa de Frutos, directora de Servicios Sociales de la EMV. "Con que un solo inquilino se niegue a abandonar su vivienda, eso ya empantana todo el proyecto", asegura.

Esto obliga al Consistorio a comprar el edificio poco a poco, sin poder acometer las obras hasta que esté vacío. Es el caso de las fincas de las calles de Tribulete, 19 (con un presupuesto de 220.693 euros) y San Carlos, 17 (con un coste de 477.737 euros, donde también hay un caso de ocupación ilegal), en el barrio de Lavapiés. Según un informe de seguimiento del Programa de Supresión de la Infravivienda, a la EMV le queda por adquirir un 9% de los edificios, "un mal negocio", según Herráez. En estos casos "sólo sirve abrir un expediente de ruina del edificio", afirma, lo que obliga al inquilino a abandonar el edificio si no quiere pagar los elevados gastos de reforma que, en este caso, es obligatorio realizar.

Otro problema con el que se encuentra el Ayuntamiento antes de iniciar las obras de rehabilitación es la formalización de la operación de compraventa, ya que, según Marisa de Frutos, "muchas veces es muy difícil localizar a los propietarios [sobre todo cuando son varios los dueños] para que firmen la venta". Pone un ejemplo: "Hay un caso", cuenta, "en el que uno de los propietarios está en Bosnia... y no hay forma de dar con él". Tampoco es extraño que los dueños hayan fallecido o que no se encuentren los documentos necesarios.

Una vez conseguida la adquisición del edificio y el realojo de los inquilinos por parte de la EMV, surgen, sin embargo, otros problemas. Según Herráez, estas viviendas están en edificios en muy mal estado y "muchas veces no se pueden detectar los desperfectos más graves durante la fase del estudio económico", lo que obliga a aumentar el presupuesto previsto inicialmente. Es el caso del inmueble en la calle de Lópe de Vega, número 10, donde ya se han gastado 418.516 euros, cuando el presupuesto inicial era de 399.019 euros.

Pisos precarios

En estas circunstancias los inquilinos suelen vivir de forma precaria, entre otras razones, porque en muchos casos se trata de viviendas muy pequeñas, "de incluso 12 o 13 metros cuadrados", afirma, "y en estas condiciones nosotros no las podemos alquilar". La EMV tiene, en estos casos, que adecuar los pisos a un espacio mínimo (unos 40 metros cuadrados, según De Frutos), lo que obliga a cambiar la distribución de los pisos durante su rehabilitación y ampliar su espacio.

Esto resta viviendas al edificio con respecto a su estado anterior. Es decir, las 479 viviendas se han convertido en 230 tras la rehabilitación, según De Frutos. Suficientes para realojar a los 200 vecinos afectados, pero dejando sólo un margen de 30 viviendas para alquiler. Una cifra muy escasa para uno de los objetivos más importantes de la cirugía del centro, que quiere "dinamizar el mercado de viviendas usadas" mediante el alquiler de éstas, preferentemente a los jóvenes.

Sigfrido Herráez no especifica si la EMV podrá cumplir su objetivo de rehabilitar las cerca de 10.000 viviendas en el plazo previsto, hasta 2008. "Depende de las variables con las que nos vayamos encontrando", afirma. E insiste: "Somos realistas".

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