Los parques temáticos pierden atractivo
Terra Mítica, Port Aventura, Warner Bros Madrid e Isla Mágica continúan sin poder superar los números rojos
Los números rojos son la principal atracción de los parques temáticos españoles. En estos momentos, en plena temporada alta para el sector y cuando se juegan el 40% de todos los ingresos del año, los cuatro desarrollos de este tipo que hay en España -Terra Mítica, Port Aventura, Warner Bros Park Madrid e Isla Mágica- acumulan pérdidas. ¿Consecuencia? El futuro de alguno parece complicado. Pero la paradoja de esta situación es que todo esto se produce cuando, según los estudios más recientes, como el de la consultora DBK, está previsto que la facturación crezca este ejercicio un 4% y alcance los 229,50 millones de euros. Un avance que debería seguir en 2005 con un aumento de los ingresos del 5,4%. El sector crece, pero los parques siguen sumando pérdidas en sus cuentas de resultados. ¿Qué está ocurriendo?
Terra Mítica e Isla Mágica están en suspensión de pagos. Port Aventura y Warner Bros Park Madrid soportan elevadas cifras de endeudamiento
La forma más directa de atraer más visitantes es con nuevas atracciones, un recurso muy costoso:este año las empresas no presentan novedades
La fórmula de los parques de ocio españoles, en la cual se entremezcla la iniciativa pública con la privada, despierta muchos recelos
La respuesta no es sencilla y precisa repasar uno a uno la situación de cada parque en concreto y entender el particular comportamiento de este mercado. Ahora bien, todos los profesionales del sector suelen acudir a un mismo argumento para justificar la mala situación financiera de las instalaciones que gestionan: "Este tipo de desarrollos exige unas inversiones iniciales enormes y bastantes años para amortizarlas, ya que estamos ante un mercado muy incipiente", se disculpan. "Por lo tanto, hace falta tiempo y paciencia". Dos requisitos poco habituales en el mundo empresarial.
Y es que la situación en algunos parques está llegando a niveles realmente complicados. Uno de los que atraviesa días difíciles es Terra Mítica. Este parque, situado en Benidorm (Alicante), y en cuyo accionariado participan fundamentalmente la Generalitat Valenciana, que interviene a través de la empresa pública Sociedad de Proyectos Temáticos (SPT), la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) y Bancaja, se encuentra desde finales de mayo en suspensión de pagos. No parecen haber sido suficientes para el desarrollo del negocio los 460 millones de euros que ha recibido el proyecto desde su nacimiento, en julio de 2000, procedentes fundamentalmente de las cajas valencianas.
Dura realidad
La realidad está siendo muy dura con el parque alicantino. El año pasado cosechó un resultado negativo de 71 millones de euros, y en julio de este año presentó en el juzgado, a la hora de solicitar la suspensión de pagos, un pasivo exigible de 218 millones de euros, según confirma el portavoz de la empresa. Esta complicada situación financiera y las decepcionantes cifras de visitas estaban de fondo cuando a finales del mes pasado dimitía su anterior presidente, Luis Esteban, y se incorporaba a ese cargo Andrés Ballester, hasta ese momento vicepresidente segundo. Por si fuera poco, Terra Mítica lleva cuatro años en pérdidas y las cifras de visitantes, pese a ser altas, no han sido las que se preveían. De hecho, el año pasado se vendieron 23.000 pases de temporada, prácticamente los mismos que en 2002.
Este trasiego de directivos, más los problemas económicos, han dado lugar a que algunas informaciones apuntaran como cierta la posibilidad de que en breve plazo se podría cambiar todo el equipo gestor (desde septiembre de 2001, la gestión de Terra Mítica pertenece a la firma estadounidense Paramount Parks). Sin embargo, en el parque lo desmienten: "No hay absolutamente nada de eso. Los medios de información llevan cambiando desde hace tres años el equipo directivo".
Del mismo modo se ha comentado en el sector que dos de sus accionistas de referencia, la CAM y Bancaja, están muy descontentos con la gestión y buscan alternativas. Entre éstas, las opciones que tienen más peso son las de Parques Reunidos -propietaria del Parque de Atracciones de Madrid, que además ya gestiona con éxito de visitas el L'Oceanogràfic de Valencia- y las de la firmas alicantinas Aqualandia y Mundomar. Lo cierto es que la primera nunca ha disimulado su interés por hacerse con la gestión de Terra Mítica, algo que ya hacen con otros parques y que es una de las líneas básicas de negocio de la compañía. Con este panorama de fondo, ¿corre peligro la viabilidad del parque? "Bajo ningún concepto. Los socios tienen la voluntad y el compromiso de salir de la situación en la que estamos", aclaran en Terra Mítica.
Sea como fuere, no cabe ninguna duda de que el modelo de parques temáticos que se viene desarrollando en España está en crisis. La fórmula en la cual se entremezcla la iniciativa pública con la privada despierta muchos recelos. David Allen, profesor del área de dirección general del Instituto de Empresa, es rotundo: "No creo que los parques de ocio o los temáticos sean negocios en los que tenga que intervenir la Administración. El Gobierno debe dedicarse a cuidar la Sanidad, no los parques". En la escuela de negocios ESIC tienen una visión parecida: "Al mezclar lo público y lo privado se entorpece la toma de decisiones y la gestión se complica".
Según David Allen, los parques se enfrentan a un conjunto de problemas que dificultan todavía más la viabilidad del negocio. En primer lugar, la demografía española, con su bajo índice de natalidad, no es la más propicia para esta clase de empresas y, además, y lo que es más grave, los españoles carecen de cultura por este tipo de atracciones. "Estos desarrollos no han sabido ilusionar al cliente. No son lugares de los que dices: "Tengo que ir porque si no lo hago me estoy perdiendo algo inolvidable". En segundo lugar, "la sensación de los consumidores es que el precio de las entradas es alto y acudir a uno de estos parques con la familia supone un sacrificio, sobre todo teniendo en cuenta que las parejas jóvenes tienen el gasto añadido de la hipoteca".
Los gestores de los cuatro parques no son ajenos a este razonamiento e intentan evitar una diáspora de visitantes. Consecuencia: ningún recinto ha subido sus precios. Al contrario. Warner Bros Park Madrid llegó a principios de año a un acuerdo con Isla Mágica, Terra Mítica y Port Aventura que permite a los poseedores de su pase de temporada el acceso ilimitado a los tres últimos recintos. El acuerdo es recíproco con el bono de Isla Mágica y Port Aventura.
La clave del verano
Una de las preguntas claves es averiguar cómo está yendo el verano en número de visitas. Pero ningún responsable de las cuatro instalaciones quiere avanzar datos sobre la temporada estival; eso sí, la mayoría coinciden en señalar que "va mejor de lo esperado". Habrá que ver en septiembre cuáles han sido las cifras reales, porque si los objetivos no se cumplen los problemas pueden ser aún más serios.
El inconveniente es que atraer nuevos visitantes es complicado y bastante caro en este negocio. La forma más directa de conseguirlo es invirtiendo en nuevas atracciones, un recurso muy costoso que choca, además, con el inconveniente, según revela el informe de DBK, "de la desconfianza que tienen las entidades financieras en cuanto a la solvencia del sector. Esto dificulta el acceso a la financiación bancaria con el propósito de crear nuevas atracciones que sirvan para lograr un mayor número de visitas". Tanto es así que ninguno de los cuatro parques presentará este año alguna novedad. Sólo Port Aventura (Salou, Tarragona), quizá el recinto con más capacidad financiera de todos, avanza que el año que viene habrá una "nueva atracción".
Precisamente este parque tarraconense es otro de los que tienen un nivel de endeudamiento bastante elevado. A cierre del ejercicio tenía un compromiso de crédito con bancos y cajas que alcanzaba los 200 millones de euros. Para José Blanco, director comercial y de Marketing de Port Aventura, este nivel de endeudamiento se explica porque "en 2002 se invirtieron 200 millones en la creación de un parque acuático y dos hoteles en el interior del recinto que, por cierto, están al 100% de ocupación". "Además", añade, "nuestro ebitda ha sido de 20,05 millones de euros". Un resultado positivo, pero que en la práctica supone un 10% menos que el ejercicio anterior. De hecho, la cifra de ventas -108 millones de euros- apenas creció respecto a 2002.
Movimientos accionariales
Toda esta situación ha tenido como consecuencia profundos movimientos accionariales. La Caixa se hizo a finales de junio pasado con el control del 80% del parque, tras comprar el 37% del capital que estaba en manos de Universal Estudios, con lo que esta última abandona en la práctica Port Aventura. Universal únicamente mantiene el contrato -tiene una vigencia de 10 años- por el cual cede la explotación de su marca y el merchandising al parque. Por si fuera poco, Anheuser-Busch, otro de los accionistas de referencia, no ha suscrito ninguna de las tres ampliaciones de capital proyectadas este año, y su presencia en el capital de la empresa se ha diluido hasta algo más del 13%.
Este panorama poco esperanzador es el que quiere solventar la caja catalana. ¿Cómo? Diversificando. Quizá sea la palabra más escuchada y repetida en el sector. Hay que encontrar otras vías de ingresos porque sino el futuro de las atracciones es complicado. Port Aventura dispone de 8.000.000 de metros cuadrados de terreno -las instalaciones propiamente dichas sólo ocupan 1.200.000 metros cuadrados- en una zona de gran crecimiento urbanístico. La Caixa -el principal acreedor- puede utilizar estos terrenos para hacer caja mediante desarrollos residenciales y usos terciarios, y reducir así parte de la abultada deuda.
Otro camino que quiere emprender el parque es "convertir a Port Aventura en un destino de congresos y convenciones y atraer más visitantes extranjeros, especialmente franceses y británicos", indica José Blanco. Esta vía tiene el inconveniente de que los ingresos son mucho más reducidos y precisan de un tiempo superior que recurriendo al ladrillo.
Bastante más al sur, en Sevilla, el panorama para los parques es, al menos, algo más esperanzador. Isla Mágica está en suspensión de pagos o, como afirma el informe de los interventores judiciales, "en insolvencia provisional", desde el 3 de octubre del año pasado.
En este caso, el pasivo de la sociedad -cuyos accionistas mayoritarios son tres cajas: Unicaja (25,5%), Caja San Fernando (25,5%) y El Monte (25,5%), mientras que el principal acreedor es el Instituto de Crédito Oficial- es de 69,31 millones de euros, cuando la inversión inicial en estas instalaciones ascendió a 120 millones. Desde luego, las cuentas que se obtienen no son muy positivas. Pero, a su favor, en el parque argumentan que esta situación será transitoria, ya que el activo de la compañía es de 82,76 millones, lo que patrimonialmente supone un superávit de 13,24 millones. Además, el año pasado se obtuvo un beneficio bruto operativo de 900.000 euros. También se considera la posibilidad de una quita del 70% de la deuda como fórmula para asegurar la viabilidad.
Isla Mágica espera salir de la complicada situación económica que vive apoyándose en la venta de pases, unos 17.000 esta temporada, y en unos servicios de ocio renovados en los que destaca la creación de nuevos espectáculos, el estreno de representaciones y actuaciones y mejora de la oferta en restauración, tiendas y atracciones.
El futuro de la empresa, según Antonio Peláez, director general de Isla Mágica, no corre peligro. "La marcha del parque en los últimos años, con la política de redimensionamiento iniciada hace meses, es muy positiva, y el proceso de suspensión de pagos sigue su curso satisfactoriamente". Pero, desde luego, la empresa debe seguir haciendo un gran esfuerzo. Por ejemplo, tiene que recuperar el ratio de rentabilidad por visitante del recinto. Ahora, con un parque adaptado a las expectativas reales, y no sobredimensionado, seguramente las cuentas puedan cuadrar con más facilidad.
El libro de los parques temáticos se cierra con el capítulo de Warner Bros Park Madrid. Un recinto situado en San Martín de la Vega al que se han destinado 380 millones de euros para su puesta en marcha. Es una apuesta muy ambiciosa, principalmente del Gobierno regional, que cuenta con un 43,6% de este desarrollo a través de la sociedad Arpegio, pero también de Caja Madrid (21,8%), Fadesa (13,09%), El Corte Inglés (4,3%), Six Flags-Warner Bros (4%), NH Hoteles (4,3%), ACS-Dragados (3,4%), Necso (1,7%), Ferrovial (1,7%) y FCC (1,7%). En cuanto a la gestión, la realiza Six Flags, que explota 39 parques en Norteamérica y Europa.
Ahora bien, conocer la realidad exacta por la que atraviesa el parque en estos momentos es bastante difícil. La empresa no facilita información sobre el número de visitantes y los pases vendidos en 2003 o las previsiones que para estos dos conceptos tienen durante este año. Tampoco ofrece datos sobre ingresos esperados en 2004. Sin embargo, algunas informaciones apuntan a que Warner Bros tuvo 1,1 millones de visitantes en 2003 y 1,6 millones en 2002, desde luego muy lejos de los tres millones previstos cuando se inauguraron las instalaciones. Para este ejercicio se espera una cifra próxima a la del año pasado. Las cuentas, pues, continúan sin salir.
Alto endeudamiento
Por si fuera poco, el parque está conviviendo con un nivel de deuda bastante elevado. Concretamente, Caja Madrid es el principal acreedor, con 211 millones de euros. Eso sí, según la caja, "se trata de un negocio estratégico para la entidad y se están cobrando los intereses de la deuda sin ningún problema". Pero la realidad es compleja. Y es que, como ha reconocido el propio presidente de Warner Bros Park Madrid, Mike Foerster, "en 2003 no se cumplieron las expectativas".
Lo que sí parece es que, poco a poco, el parque intenta tímidamente mejorar su situación financiera. En 2003 los ingresos de explotación fueron, según confirma la empresa, de 46,3 millones de euros (esta partida incluye venta de entradas, tiendas, restaurantes y juegos). El problema es que con vistas a la cuenta de resultados hay que descontar la deuda y las amortizaciones, con lo que los números rojos vuelven a aparecer.
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