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Atenas 2004 | ATLETISMO: ESPECTACULARES SERIES DE 100 METROS

Balas sobre Atenas

Greene, Crawford, Powell, Gatlin y Obikwelu bajan de 10 segundos en unas eliminatorias extraordinarias

Santiago Segurola

Fue un estallido. Y luego, otro. Y uno más. Los velocistas tomaron al asalto la pista de Atenas y produjeron la sensación mágica que a veces convierte el atletismo en puro asombro. Se trataba de la segunda ronda eliminatoria. Una simple segunda ronda, el típico escenario en el que los velocistas especulan o envían mensajes falsos a sus rivales. Así suele ocurrir. Pero no esta vez. Los grandes del 100 -Maurice Greene, Shawn Crawford, Asafa Powell, Justin Gatlin y el sorprendente Francis Obikwelu- desplegaron toda su artillería en la pista de la capital griega, en medio del típico bochorno que alimenta la velocidad de esta gente. Los cinco bajaron de los 10 segundos, con Shawn Crawford a la cabeza. Su marca, 9,89 segundos, se antoja como el preludio de una de las finales más impresionantes de la historia.

Todos los favoritos desplegaron su artillería como preludio de la impresionante cita de hoy
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Un año después de la discretísima final de los Campeonatos del Mundo de París, en la que ninguno de los finalistas bajó de los 10 segundos, la prueba de los 100 metros remite a la celebrada en Seúl 88, donde se reunieron Ben Johnson, Carl Lewis, Linford Christie, Calvin Smith y Dennis Mitchell. Sólo las pésimas noticias que siguieron a aquella final -casi todos los finalistas acabaron enredados antes o después en problemas de dopaje- desvirtuaron el valor de la carrera. Quizá en Atenas puede repetirse el acontecimiento, pero sin sus desagradables flecos.

Primero fue Obikwelu, el fino sprinter portugués de origen nigeriano. Durante mucho tiempo no ha sido capaz de poner en orden las condiciones que se le suponen. Se le achaca una altura excesiva para manejar los explosivos rigores del 100. Tampoco es un as de las salidas. O no lo parecía. Después de sus progresos con Manuel Pascua Piqueras, el entrenador que le dirige en Madrid desde hace unos meses, Obikwelu es el mismo velocista elegante, pero con todos los datos en orden. Ha mejorado la salida, parece más potente y tiene un espíritu competitivo que antes se ponía en duda. Relajado, medio condescendiente, hizo 9,93 segundos.

Las noticias corrieron tan rápidas como Obikwelu. En la segunda serie, Crawford no se dejó impresionar por la marca del luso. Menos elegante, desde luego, con el peculiar movimiento de brazos que le caracteriza, Crawford confirmó todos sus progresos esta temporada. El hombre que una vez se ganó la vida corriendo contra cebras y jirafas es ahora uno de los favoritos a la victoria en la cita ateniense. Lo dice su marca: 9,89 segundos.

Gatlin salió en la tercera serie. No es un velocista tan puro como Greene o Powell. Originalmente, se caracterizó por sus excelentes marcas en los 200 metros. Pero sólo tiene 22 años de edad y aprende rápido. Se impuso con 9,96 segundos, aunque no dejó a los espectadores la sensación de fluidez de Obikwelu y Crawford. No conviene descartarle, sin embargo. Las finales son otra cosa. Hay atletas que se han distinguido por lograr grandes marcas en las series y no ratificarlas en el momento decisivo. Gente como Ato Boldon, por ejemplo.

La cuarta serie habría resultado estupenda en cualquier otro momento. Ganó Aziz Zakari, el estupendo velocista de Ghana, con un registro de 10,02 segundos. Para una segunda ronda, se trata de una marca de altura. Lo más notable de la carrera fue el segundo puesto del caribeño Kim Collins, campeón del mundo en París. Collins no ofrece tantas garantías esta temporada.

Lo mejor de las series se lo reservaron los dos favoritos, Greene y Powell, el joven jamaicano que ha decidido desafiar a los estadounidenses. La carrera tenía interés por muchas razones. En primer lugar, enfrentaba a Greene con el hombre que le había derrotado en Londres y Zúrich. También merecía la pena observar la respuesta del norteamericano a la tremenda demostración de Powell en las series disputadas por la mañana. En plan paseo, había logrado una marca de 10,02 segundos. Greene le envió un mensaje muy serio. No está dispuesto a permitirle más juegos. Con un autoritario ejercicio, ganó Greene con una marca de 9,93 segundos, pero la victoria no dijo demasiado de las posibilidades de los dos atletas. Resulta que a Powell le salió una vena divertida, bien tropical, y no corrió contra Greene: le acompañó paso a paso, con alguna mirada guasona al campeón. Lo que viene se antoja espectacular.

Maurice Greene y Justin Gatlin
Maurice Greene y Justin Gatlin
Shawn Crawford, Asafa Powell y Francis Obikwelu.
Shawn Crawford, Asafa Powell y Francis Obikwelu.

Asafa Powell

La nueva sensación de las pruebas cortas. Sólo tiene 21 años y es casi un recién llegado. Hasta los 18 años, prefería el fútbol. Hermano de Donovan Powell, uno de los sprinter jamaicanos más conocidos de los últimos años. Alto y de físico muy poderoso, recuerda en ciertos aspectos al británico Linford Christie.

Francis Obikwelu

Se entrena en Madrid bajo la dirección de Manuel Pascua Piquera. Es el más alto de los favoritos. Comienza a explorar los 100 metros con toda la intensidad, después de consagrarse como un excelente especialista en 200. Poco a poco ha mejorado su arrancada. Elegante en la carrera, con una zancada perfecta.

Shawn Crawford

Se le tenía por un atleta sin refinar, un diamante en bruto casi perdido para el atletismo. No tenía entrenador, no tenía agente, no tenía mucho interés por aprovechar sus tremendas condiciones. Trabaja a las órdenes de Trevor Graham, ex técnico de Jones y Montgomery. Ha mejorado su salida. Tiene la mejor marca del año: 9,88.

Justin Gatlin

Era un pequeño mito en la Universidad de Tennesee, donde consiguió grandes marcas, especialmente en 200. Fue suspendido por tomar un fármaco que utilizaba desde niño para remediar su problema de atención. La IAAF le perdonó a cambio de no volver a usar dicha medicina. Este curso ha sido uno de los mejores del mundo.

Maurice Greene

El campeón estadounidense ha regresado a su mejor nivel después de dos años de lesiones. Tiene más experiencia que nadie, un factor decisivo en cualquier final, más aún en la de 100 metros. No se dejó intimidar por Powell en la segunda ronda. Competitivo como ninguno, suele reservar sus mejores momentos para las grandes finales.

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