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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La foto de las ministras

Como mujer y como feminista libre de extremos, me siento muy decepcionada con las protestas elevadas desde distintos sectores de otro feminismo, que no comparto, por el gran reportaje realizado por la revista Vogue a nuestras ministras.

Dicen, entre otras cosas, las autoras de esas quejas que lo inusual hubiera sido haber visto a los ministros en tal reportaje. Pues, en una revista de moda y tendencias femenina, a mí poco me interesaría ver el estilo y las preferencias de los hombres del Ejecutivo, que -sin pretender ofenderlos- no tienen nada que ver con los míos, y, en cambio, sí me produce una inmensa curiosidad saber qué diseñadores gustan a nuestras gobernantas; cómo se maneja una ministra en el papel de modelo-por-un-día, y lo espléndido que puede ser el resultado de un maquillaje; de un excelente vestuario salido, además, de los talleres de nuestro país, que nada tiene que envidiar a los de fuera; y, sobre todo, de una personalidad cultivada a base de sudores, lágrimas amargas, luchas tenaces -muchas veces por dar a la mujer el sitio que le corresponde a la misma altura que el hombre- y tantas horas de trabajo en pro de la política y en detrimento de la vida privada.

Decir que el reportaje peca de frívolo y que no representa a las mujeres anónimas es una falsedad. ¿Acaso no trabajan las ministras? ¿No tienen familias, marido, hijos, personas mayores a su cargo, mascotas...? ¿Dedican varias horas al día para acudir a centros de belleza o quirófanos de cirugía plástica? ¿A gimnasios o a salas de masajes, tal vez? ¿Usan todas la talla 36 y responden a las medidas 90-60-90 sin bajar de 1,70 metros de altura? ¿Son mujeres millonarias o casadas con millonarios o ricas herederas? Lo que yo percibo, lejos de una respuesta afirmativa a esas preguntas, es a un conjunto de mujeres que han llegado a puestos de máxima responsabilidad por su trabajo entregado; a las que seguramente se ha exigido mucho más por no ser hombres y que nos representan a todas las mujeres.

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