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Una gran exposición rememorará la caída de las murallas de Barcelona

El día 24 se cumplen 150 años desde que el Gobierno aprobó el derribo de los muros

El Ayuntamiento prepara una gran exposición, que empezará en noviembre, para rememorar la caída de las murallas que rodeaban Barcelona. El 24 de agosto se cumplen 150 años de la fecha en la que el Gobierno autorizó el derribo de los muros que encorsetaban la ciudad desde la Edad Media. La exposición se llamará Abajo las murallas, recogiendo el grito unámime de la ciudad en aquellos años, afirma el concejal de Cultura del Ayuntamiento, Ferran Mascarell.

El lugar escogido para la exposición es la casa Pardellàs, donde se halla el Museo de Historia de la Ciudad, en la plaza del Rei. La exposición empezará el 19 de noviembre y se prolongará hasta el 30 de mayo de 2005.

La exhibición recogerá el material gráfico de la época. El Ayuntamiento también quiere incluir conferencias y rutas a través de los restos de las antiguas murallas, aunque este último extremo no está decidido, explican las fuentes municipales consultadas.

El comisario de la exposición será el historiador Albert Cubeles, acompañado de un comité asesor del que formarán parte como expertos los arquitectos Oriol Bohigas y Ferran Sagarra y los historiadores Mercè Tatjer y Ramon Grau, entre otros.

La exposición quiere poner el acento en el agitado momento histórico que vivieron la ciudad y el país en aquellos años. El Gobierno aprobó el derribo de las murallas el 24 de agosto de 1854, pero el Ayuntamiento llevaba dos décadas reclamándolo sin éxito. Lo que había sido negado durante años por el Gobierno, se logró durante el llamado "bienio progresista" en España.

El grito de "abajo las murallas" unió a todos los barceloneses. "Desde el punto de vista histórico aquel fue un momento importante para Barcelona porque fue la primera acción progresista conjunta de la sociedad civil y del Ayuntamiento, a la que seguirían otras como la Exposición Universal celebrada en la Ciutadella, la Exposición de 1929 y los Juegos Olímpicos de 1992", destaca Mascarell.

El nacimiento del Eixample

El derribo de las murallas de tierra -las de mar tardarían en caer otras tres décadas- se produjo entre 1854 y 1857. Barcelona pudo ganar así un llano enorme, en lo que hoy es del Eixample. Apenas seis años después se aprobó el plan Cerdà, elaborado por el ingeniero Ildefonso Cerdà por encargo del Gobierno central, que permitió empezar a construir el Eixample.

La exposición quiere reflejar que los barceloneses vivían dentro de la muralla medieval y soportaban frecuentes epidemias. El Ayuntamiento planteó en 1854 el derribo basándose en argumentos de peso: "¿Qué es lo que debe mirar con preferencia el Gobierno, la existencia de la plaza fuerte o la existencia de la primera población de España por su importancia industrial, mercantil y social?", se preguntaba el consistorio. Y se autorrespondía: "La elección no puede ser dudosa: la ciudad comercial y fabril es el signo de la civilización del país, la plaza fuerte no es sino un punto militar (...)". Y el Ayuntamiento añadía: "Si para que Barcelona no deje de ser una plaza fortificada, deja de concederse el ensanche total de la misma, se la hiere de muerte en su porvenir fabril y comercial, y en pos de ella vendrá la decadencia fabril y comercial del país".

Un hombre clave en aquel momento fue Pere Felip Monlau, médico y periodista, que ganó en 1841 el concurso del Ayuntamiento a la mejor memoria que defendiera el derribo de las murallas medievales. Montlau fue el autor de un extenso y contundente escrito titulado precisamente Abajo las murallas, en el que exponía que la ciudad necesitaba desprenderse de sus viejos muros para crecer.

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