Sharon mantiene el plan de retirada de Gaza a pesar del rechazo de su partido
El laborista Simón Peres reclama la convocatoria de elecciones anticipadas en Israel
El primer ministro israelí, Ariel Sharon, proseguirá con su plan de retirada de la franja de Gaza y de Gobierno de unidad nacional, pese a la humillante derrota que padeció en la convención de su propio partido, el Likud, el miércoles pasado. Para ello tendrá que enfrentarse a los laboristas, cuyo líder, Simón Peres, solicitó ayer la convocatoria de elecciones anticipadas. Un portavoz del primer ministro señaló, sin embargo, que, pese a la decisión de la convención del Likud, Sharon "continuará adelante con el plan de desconexión de Gaza y el proceso diplomático".
La Oficina del Primer Ministro aseguró también en un comunicado que Sharon también "proseguirá con las negociaciones para conseguir un Gobierno estable", es decir, un Ejecutivo con mayoría parlamentaria, lo que significa contar con 61 escaños y no 59, como ahora. Sharon perdió en junio la mayoría tras la aprobación del plan para Gaza.
La derrota en la Convención del Likud pone contra las cuerdas a este superviviente político, para quien el rechazo de su partido supone un serio varapalo. Sharon movilizó a sus fieles en una campaña programada, a diferencia de lo que sucedió en el fiasco del referéndum del pasado 2 de mayo. No obstante, fuentes cercanas al primer ministro aseguraron que éste continuará con las negociaciones con los laboristas, según desveló ayer la radio israelí.
Tras el fracaso de la convención se abren dos posibilidades. El líder del Likud puede ignorar de nuevo al principal órgano de su formación política (donde se propone a los candidatos electorales), como hizo en 2002, pero se arriesga a una profunda escisión en su partido. En el Likud existen dos polos muy claros: los leales a la ideología derechista del partido y, por lo tanto, contrarios al plan de retirada, y aquellos que están dispuestos a abandonar Gaza si a cambio se obtienen otras ventajas, como las garantizadas por el presidente de EE UU, George W. Bush, el pasado 15 de abril.
Cuatro años de Intifada
La escisión podría obligar a convocar elecciones anticipadas en un momento en que el Likud sabe que no cuenta con el apoyo de la población, harta de la violencia en los últimos casi cuatro años de Intifada palestina. Además, las elecciones provocarían el efecto contrario a lo que Sharon propone, ya que bloquearían el plan de retirada de Gaza hasta que se formara un nuevo Gobierno.
La segunda vía que se abre es la de lograr un acuerdo parlamentario puntual para sacar adelante el plan de retirada de Gaza. Para ello, Sharon contaría con seguridad con el Partido Laborista y con el Shinui, partido centrista laico, para hacer frente al ala dura del Likud, que votaría en contra.
A tenor de los resultados de la convención del miércoles, el ala dura del Likud no actuaría presumiblemente como un bloque. Las urnas donde votaron los ministros y diputados del partido -que son quienes tienen voz y voto en el Parlamento- mostraron que Sharon recibió 24 votos en contra y 11 votaron a favor de la propuesta de coalición de Sharon con "partidos sionistas". Aunque se da por seguro que la mayoría de ellos no osaría votar en contra de las directrices de la convención.
No obstante, el laborismo israelí optó ayer por poner punto y final a las negociaciones de una coalición y solicitó la convocatoria de elecciones anticipadas para que la gente "pueda decidir", según manifestó Simón Peres, líder del partido. Pero, de convocarse los comicios adelantados, tampoco beneficiarán en absoluto a los laboristas.
Por su parte, Amram Mitzna, destacado miembro del Partido Laborista, acusó a los delegados del Likud de "no respetar la voluntad del pueblo", que, según todos los sondeos, respalda la salida del Ejército israelí de Gaza.
Entretanto, el Tribunal Supremo israelí exigió ayer al Ejecutivo de Sharon que se pronuncie, en el plazo máximo de un mes, sobre el fallo de ilegalidad del muro emitido por el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya el pasado 9 de julio. La petición se produce a raíz de una demanda interpuesta por residentes palestinos, que se enfrentan a la expropiación de sus tierras con la construcción del muro de separación. El abogado Mohamed Daljla basa la defensa en el dictamen del Tribunal de La Haya, ya que "cambia el estatuto legal de la construcción de la barrera", que debe ser construida en tierras israelíes. El presidente del Tribunal Supremo, Aaron Barak, indicó que hay que analizar a la decisión de La Haya y "la actual demanda es una oportunidad apropiada".
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