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Reportaje:

Otro verano frente al ventilador

El SAS dispone de un plan de prevención contra el calor para 40.000 personas en riesgo

Dolores López no tiene aire acondicionado. Los 400 euros de su pensión no le dan para tanto. Los días de calor, los pasa con el ventilador enchufado. Pero el recibo de la luz se le va por las nubes. "Y no puede ser, porque una tiene que comprar para guisar".

Dolores, de 80 años, vive en el polígono hispalense de San Pablo, en el último piso de un bloque de viviendas de cuatro plantas sin ascensor. Sola. "Cuando aprieta el calor es horroroso". Durante el día, sin hijos ni familiares cercanos, se atrinchera en su casa, tras las persianas bajadas y las cortinas corridas. Si el calor aprieta demasiado, se baja a una tienda cercana que tiene aire acondicionado. Le dejan que se siente y ahí se queda refrescándose durante un rato.

El caso de Dolores encaja en el perfil de paciente en riesgo durante el verano, según la Consejería de Salud. Aún se recuerdan las dramáticas cifras del pasado verano: desde el 29 de julio hasta el 15 de agosto de 2003, 44 personas murieron en España a causa de las altas temperaturas, 30 de ellas en hospitales del Servicio Andaluz de Salud (SAS). El 70% de los fallecidos en Andalucía superaba los 71 años.

Este verano, el SAS ha puesto en marcha un plan de prevención contra el calor. Los destinatarios de este programa son personas como Dolores: gente mayor, pacientes frágiles que padecen enfermedades crónicas, que toman medicamentos regularmente y cuyas viviendas no están acondicionadas para altas temperaturas. Este colectivo suma, según el SAS, 45.000 personas, 2.000 de ellas calificadas de alto riesgo.

Uno de estos dispositivos de control es el servicio telefónico Salud Responde, que habitualmente atiende las consultas sanitarias de los ciudadanos que lo requieren. Pero en el plan para combatir el calor, son ellos los que llaman a personas como Dolores, para hacer un seguimiento más cercano. Para ello, Salud Responde utiliza un censo realizado por las 4.100 enfermeras de atención primaria. En el listado constan los nombres, domicilios y patologías de la población más delicada.

"Cuando, como Dolores, carecen de teléfono, buscamos un número de contacto de familiares o amigos cercanos que puedan informarnos acerca de su situación", dice una de éstas enfermeras, Begoña López, que sigue el caso de Dolores. "Mis vecinas Candi y Margarita me avisan de las llamadas", explica la anciana.

"El apoyo solidario del entorno del paciente es muy importante. Dolores tiene suerte porque en su barrio hay una larga tradición de ayuda vecinal", cuenta la enfermera mientras toma la tensión a Dolores en la casa de la anciana. Cuando no existe un apoyo cercano, "procuramos aumentar el régimen de visitas. Porque, además de asistencia, muchas de estas personas lo que más necesitan es compañía".

Francisco Murillo, director general del Plan Andaluz de Urgencias, informa de que "el 80% de los pacientes que acuden a urgencias a causa del calor lo hace aquejado por un agravamiento de sus enfermedades crónicas". En lo que llevamos de verano, oficialmente, son siete los fallecidos por golpes de calor o patologías asociadas, "un número cinco veces menor que el del año pasado por estas fechas", afirma Murillo. La razón: "El carácter preventivo del plan y a la mayor suavidad de las temperaturas este año", añade el doctor Murillo.

Rosa Pérez, coordinadora de cuidados del SAS, opina que el plan desarrollado este verano supone un salto cualitativo en la atención a los problemas causados por el calor: "La atención ha existido todos los años. Pero nos preparábamos de forma general. Este año, nuestra labor está siendo más sistemática".

El programa, en el que el SAS ha invertido 720.000 euros, también tiene sus críticos. Francisco Muño, presidente del sindicato de enfermería SATSE, matiza: "El esfuerzo exigido a los enfermeros no se corresponde con una eficiente política de sustituciones. En verano, las plantillas quedan al 50% por las vacaciones". Además, algunas fuentes del colectivo de enfermería critican el plan de lucha contra el calor por no destinar los fondos invertidos en dotar de mejoras materiales de base, como aires acondicionados, que conviertan en habitables viviendas como la de Dolores.

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