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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

José María Alés Reinlein, pionero de la Microbiología Clínica

José María Alés Reinlein, uno de los pioneros de la Microbiología Clínica en nuestro país, murió el pasado 7 de agosto a punto de cumplir los 95 años de edad.

En un momento como éste parece conveniente explicar qué es la Microbiología Clínica y qué significó la figura del doctor Alés en esta ciencia tan moderna que no tiene, siquiera, un siglo de antigüedad. La Microbiología Clínica aplica la ciencia de la Microbiología al diagnóstico, tratamiento y prevención de las enfermedades infecciosas.

Esta especialidad ha constituido uno de los avances más importantes de la Medicina actual y ha contribuido enormemente a disminuir la morbilidad y mortalidad por enfermedades infecciosas. Hoy día los departamentos de Microbiología Clínica prestan un servicio fundamental e imprescindible en todo hospital moderno y técnicamente avanzado.

El doctor Alés, nació en Álava y su carrera profesional estuvo siempre vinculada a la Fundación Jiménez Díaz, siendo uno de los primeros y principales colaboradores del profesor don Carlos Jiménez Díaz. Se ilusionó muy joven con el proyecto de "Don Carlos" al que siguió en la Ciudad Universitaria, en el centro de investigación de la calle Granada y, finalmente, en la clínica de la Concepción (Fundación Jiménez Díaz). Educado, familiar y laboralmente, en un ambiente "germánico" asumió la Jefatura del Servicio de Microbiología de la Clínica de la Concepción tras la muerte del primer jefe de servicio y se mantuvo en el cargo hasta su jubilación en el año 1979.

Desde esa fecha hasta su fallecimiento, ha continuado contribuyendo con su experiencia y conocimientos a fortalecer el servicio, especialmente en tareas asistenciales y docentes. Esto ha sido posible porque nuestra institución contemplaba la posibilidad de que destacados profesionales pudieran continuar vinculados a la Fundación a pesar de haber cumplido la edad de jubilación.

De los 32 años que he tenido el privilegio de convivir con él (los últimos 25 años como jubilado) siempre lo encontré clarividente y plenamente activo.

Introdujo métodos para el diagnóstico de la bacteriemia, brucelosis, fiebre tifoidea y estudió la flora intestinal de pacientes con diferentes patologías. Trabajó sobre la fiebre reumática, un azote importante de la población española en la primera mitad del siglo pasado, e inició una fructífera línea de trabajo sobre endocarditis bacteriana mantenida hasta casi sus últimos días.

Fue uno de los primeros médicos que utilizaron, en España, la penicilina para el tratamiento de esta enfermedad. La escasez inicial de este antibiótico conducía, frecuentemente, al fracaso terapéutico porque los pacientes no podían recibir dosis adecuadas por tiempo suficiente. En consecuencia ideó procedimientos para la administración de la penicilina de forma continua y buscó alternativas para retardar la eliminación del antibiótico.

Sus colaboradores y discípulos más próximos recordamos muy bien la gran cantidad de anécdotas que nos relataba, con amenidad y gracejo, sobre cómo se conseguía la penicilina -por supuesto, de estraperlo- en nuestra inmediata posguerra.

Otra de las "aficiones" del doctor Alés fue la tipificación de enteropatógenos, particularmente de organismos del género salmonella. Gran conocedor de las infecciones fúngicas, era gran experto en su diagnóstico y se interesó, igualmente, por las enfermedades parasitarias.

Tuvo además una gran vocación docente. Todos los días reunía a los residentes y les exponía, de forma rigurosa pero amena, cualquier aspecto de la patología infecciosa que él dominaba muy bien. Se ilusionó, junto con su gran amigo y compañero el doctor Moreno López de la clínica Puerta de Hierro, con la Universidad Autónoma de Madrid de la que fueron fundadores y pioneros de la enseñanza de la Microbiología en la Facultad de Medicina.

A iniciativa suya se creó en la Fundación Jiménez Díaz la Comisión de Infecciones una agrupación de profesionales organizados para combatir las infecciones hospitalarias y que fue la segunda constituida en España. La primera se había formado en la clínica Puerta de Hierro de Madrid.

Ha sido una de esas personas que no deberían de faltar en toda empresa. Se entregó a la Fundación con verdadera pasión, rectitud de ánimo, integridad en el obrar y dedicación. Fue una persona seria, honesto con los pacientes, colaborador leal de sus compañeros y firme defensor de la ética profesional. Bajo ningún concepto traicionó o hubiese traicionado su profunda ética profesional por intereses espurios.

Poseía una cultura vastísima, conocía la flora como el mejor de los botánicos, entendía de zoología y podía hablar, con fundamento, de los temas más insospechados.

El doctor Alés ha tenido, en su dilatada vida profesional, un gran número de discípulos en España e Hispanoamérica. Nunca olvidaremos al médico y al maestro que fue. Su rigor, honradez y ejemplo perdurarán entre nosotros.-

Francisco Soriano es jefe del servicio de microbiología clínica de la Fundación Jiménez Díaz-UTE.

José María Alés Reinlein.
José María Alés Reinlein.

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