Cola Somos versus Coca Cola
Dos jóvenes catalanes pretenden competir con la multicacional con un refresco que destina el 51% de sus beneficios a causas solidarias
Parece que todo el mundo está dispuesto a dar la lata a Coca-Cola. Por si la multinacional no tuviera suficientes problemas con la llegada al mundo árabe de la marca Meca-Cola y la aparición en Turquía de Cola Turka, ahora dos jóvenes emprendedores catalanes, Luis Ferrant (34 años) y su mujer, Ester Piulats (31 años), se atreven a plantarle cara "con mucha humildad" al gigante americano y lanzan en España la marca Cola Somos.
En estos momentos comercializan 100.000 botellas de Cola Somos en dos formatos y obtienen una facturación de unos 500.000 euros
La elaboración del refresco corre a cargo de Bebidas Sammy, una empresa de Tarrasa especializada en la fabricación de gaseosas
Sin embargo, las burbujas de Cola Somos son muy distintas a las de la lata roja. Por extraño que parezca, el nuevo refresco no está concebido para ganar dinero, al menos no en los porcentajes que suelen ser habituales en cualquier sector empresarial. Al contrario. El 51% de los beneficios generados por la venta de esta bebida van a parar a causas solidarias (enfermos de sida, cáncer o proyectos en el Tercer Mundo). Pero, ¿de dónde surge esta idea tan singular?
Todo empezó hace dos años. Ester, que trabajaba como financiera en una multinacional, y Luis, ingeniero, entonces amigo y más tarde marido, optaron por dar un portazo a su vida de estrés y rutina y comenzar de cero. Ni cortos ni perezosos, decidieron destinar todos sus ahorros a montar un restaurante en pleno Pirineo catalán. Escogieron un nombre muy significativo, Picot Negre (Pito Negro, nombre de una pequeña ave autóctona de la zona). En este corto espacio de tiempo han conseguido aparecer en la todopoderosa Guía Michelín. Y ya es uno de los restaurantes que recomienda visitar la publicación.
Carácter universal
El nacimiento fue sencillo. Una tarde vieron en su televisor -la única ventana abierta al mundo que tenían en la sierra- cómo millones de personas se manifestaban contra la guerra de Irak, y pensaron: "¿Qué podemos hacer nosotros para apoyar a toda esta gente que está luchando por una causa tan justa?". La respuesta fue buscar un producto que uniera a las personas y que tuviera un carácter universal. Decidieron que el artículo que mejor reunía todas estas condiciones era una bebida de cola. "Todo el mundo, cuando abre la nevera de su casa tiene una coca-cola o una pepsi. Así que la elección la tuvimos clara desde un primer momento", recuerda Ester Piulats. Ahora empezaba lo más difícil: encontrar financiación para un proyecto que resonaba extraño en las oficinas bancarias. "Una bebida de cola que destina más de la mitad de sus beneficios a causas solidarias", comentaban con desconfianza los responsable de bancos y cajas. Finalmente consiguieron convencer a otros tres jóvenes empresarios y, con una inversión de 275.000 euros, se lanzaron al desafío.
La verdad es que la pelea entre estos jóvenes emprendedores y la compañía americana es en principio muy desigual. Algo así como David frente a Goliat. Aunque sólo sea por el volumen de elaboración. En estos momentos comercializan 100.000 botellas de esta bebida en dos formatos: botella de PET de dos litros y envase, también de PET, de medio litro. "La lata está descartada por ser contaminante", explica Ester. Según las previsiones de la empresa, a finales de año se alcanzará un millón de litros. Pero por el momento deben conformarse con unas cifras más modestas. De hecho, han tenido que subcontratar la totalidad de la producción. La elaboración del refresco corre a cargo del fabricante de bebidas Sanmy, una empresa centenaria de Tarrasa especializada en la fabricación de gaseosas y que durante años trabajó para La Casera (Schweppes).
Sin secretos
De lo que nadie duda es de que no existe un refresco de cola sin su pertinente jarabe. En el caso de Somos 51 -que es el nombre con el que han bautizado los fundadores a la empresa que comercializa la bebida-, su elaboración ha estado en las manos de Luis Ferrant, experto en olores y sabores y responsable de la cocina de Picot Negre. Este jarabe, mucho menos secreto que el de Coca-Cola, incluye entre sus ingredientes la lima, el guaraná, la vainilla, así como otros aromas que fabrica y mezcla la firma valenciana IGH.
La comercialización va despacio, aunque a un buen ritmo. Por ahora, la venta de la bebida, que tiene alcance nacional, se hace a través de la página web de la empresa (www.somos51.com). En las últimas semanas Caprabo y Mercadona han mostrado interés por la distribución del producto en sus supermercados. En cuanto a la cifra de facturación, de momento es muy modesta, unos 500.000 euros, pero confían en la solidaridad para aumentarla.
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