Con decoro

Tal y como ha presentado Ana Palacio el affaire de la medalla pagada por los españoles a los estadounidenses (con la que hay quien se empeña en perforar el pecho de nuestro ex-presidente) parece que toda la población fuéramos de pueblo por no estar al tanto de lo normales que son este género de compras. Así que ya sabemos la razón por la que no se nos informó de cuáles eran los verdaderos motivos que auspiciaban el galardón otorgado: porque nuestros gobernantes daban por hecho que los ciudadanos de a pie sabíamos de sobra que estas transacciones son moneda corriente. Visto así, la honestidad de la acción gubernamental es obvia. Además, a ello es necesario añadir la humildad de Aznar, cuyo pudor le impidió divulgar los auténticos méritos que acredita. Por no hablar del secreto que con tanto sigilo había estado guardando sobre este asunto para que no pareciera que quería pavonearse del orgullo que debió de henchir su pecho ante un auditorio tan espontáneo como fueron los empleados del congreso y los turistas que andaban por allí de visita.

Sobre este mismo asunto, y no sé si pretendía también hacer alguna velada alusión al Yak 42 y al 11-S, escuché el otro día en la radio unas declaraciones de Zaplana según las que todo es un montaje socialista para desacreditar al PP. Más o menos dijo al entrevistador: "Hoy la han tomado con esto, mañana será otra cosa... La Administración es inmensa, ya sabe usted...". Para echarse a temblar.