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Reportaje:

La falsa retirada israelí

Mientras Sharon logra el apoyo internacional a su repliegue de Gaza, los asentamientos se extienden en Cisjordania

"Haremos dolorosas concesiones" para lograr la paz. Ésta es una de las frases más empleadas por Ariel Sharon, primer ministro israelí, desde que anunciara el plan de retirada de Gaza, que promulgó ante la comunidad internacional como un paso para la paz y que en el trasfondo esconde el intento de anexionarse seis de los mayores bloques de asentamientos judíos en Cisjordania (Maalé Adumim, el bloque de colonias de Gush Etzion, Givat Zeev, Ariel, Hebrón y Kiryat Arbá), con el beneplácito del presidente estadounidense, George W. Bush.

Los datos ofrecidos por la organización israelí Peace Now son categóricos: sólo en Cisjordania ha aumentado en 265.000 metros cuadrados la superficie confiscada entre marzo y mayo de este año; 21.000 metros cuadrados fueron asignados a Maalé Adumim, y 34.000, a Gush Etzion. Y mientras se habla de la retirada de Gaza, en la misma franja otros 190.000 metros cuadros han sido anexionados.

Mientras Sharon lograba que el Cuarteto -Estados Unidos, la UE, la ONU y Rusia- aceptara su plan unilateral de retirada de Gaza como parte del proceso de paz conocido como la Hoja de Ruta, sobre el terreno, el halcón del Likud no ha dejado de mimar su preciada obra personal, animada desde los albores de los años ochenta, primero como ministro de Agricultura y más tarde como ministro de Defensa, pese a las regulaciones del derecho internacional, como la IV Convención de Ginebra y las pautas del Tribunal Internacional de La Haya, que califican a los asentamientos de ilegales.

En los últimos seis meses Sharon se ha centrado en sacar adelante su proyecto de retirada de la franja de Gaza, al menos ante la opinión pública internacional y local. Ante la negativa de su partido -que rechazó su propuesta en el referéndum del 2 de mayo-, dio un "autogolpe" de gobierno, cesó a dos de sus ministros y logró así la aprobación de su Ejecutivo de un plan edulcorado -sin planes definidos para no tener obstáculos entre los ultras de la coalición- el pasado 6 de junio.

Entonces el primer ministro pasó a la ofensiva e intentó aplacar los ánimos de los colonos al poner sobre la mesa un plan de compensaciones, que algunos sectores del Likud consideran como la única salida aceptable: una media de 250.000 euros por familia, según desveló la prensa israelí, en la que se tendrán en cuenta aspectos como el asentamiento y el tiempo que se ha vivido en él, el número de hijos, el tamaño de la tierra en propiedad y el lugar al que acepte ser trasladado. (Israel estima que el coste total de las indemnizaciones alcanzará los 1.200 millones de euros).

Pero entre bambalinas, Sharon ampliaba los asentamientos estratégicos de Maalé Adumim, Gush Etzion o Ariel. Así, el que fuera hasta el 10 de junio ministro de Vivienda, Efi Eitam, del partido religioso, allanó el camino de Maalé Adumim hacia Jerusalén y retomó el proyecto E-1, ya iniciado en la época de Isaac Rabin, el primer ministro asesinado en 1995.

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En el año 2003, Eitam logró una financiación de la Hacienda pública, según desveló el diario Maariv, de unos cuatro millones de euros para carreteras, alcantarillados y aceras y para expandir el asentamiento hacia la ciudad santa a través de una nueva colonia, con una superficie de 1.518 hectáreas, área que fue confiscada y declarada tierra estatal hace dos meses, según los procedimientos israelíes para apoderarse de tierras palestinas, como explica la organización de derechos humanos israelí Betselem. Este proyecto sólo ha salido a la luz cuando el proceso de hechos consumados ya había finalizado, una política aplicada por Israel, como denuncian las organizaciones de derechos humanos israelíes, y que dificulta cualquier negociación de paz.

Poco antes se había conocido la decisión de Ariel Sharon de construir 600 nuevas viviendas en Maalé Adumim, en la carretera de Jericó, y que es un importante corredor hacia el Valle del Jordán, la zona menos poblada y que constituye la reserva de tierras para un hipotético regreso de los refugiados palestinos o para su crecimiento natural. Además, bloquea así cualquier unidad territorial entre la Cisjordania norte y la sur, e impide la continuidad del futuro Estado palestino.

En términos similares se puede explicar lo que sucede en Gush Etzion, al sur de Jerusalén. En este bloque de asentamientos se construirán al menos otras 5.300 viviendas nuevas, aseguradas por el ministro de Defensa, Saúl Mofaz, apenas una semana y media después de aprobarse el plan de retirada de Gaza. Esta colonia también impide la unidad territorial entre Jerusalén y Belén y Hebrón, principales ciudades del sur de Cisjordania, además de extenderse sobre uno de los mejores acuíferos de la zona, como desvelan informes de Betselem.

[El Ministerio de Vivienda de Israel ha aplazado provisionalmente los planes para edificar 1.300 viviendas en los asentamientos judíos de Ilit, Ariel, Kiryat Arbá y Maalé Adumim por orden de Ariel Sharón, bajo fuertes presiones de Washington, informó ayer Efe.]

Pacifistas de varios países protestan contra el muro israelí cerca de Az Zawiya, en Cisjordania.
Pacifistas de varios países protestan contra el muro israelí cerca de Az Zawiya, en Cisjordania.REUTERS

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