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Reportaje:

Alemania se moviliza por el paro

El recorte de la prestación por desempleo desata quejas entre la clase media y manifestaciones en los Estados del Este

Un fantasma recorre Alemania, el fantasma del levantamiento popular en contra del nuevo régimen de desempleo, que entrará en vigor el 1 de enero de 2005. La reforma no supondrá mayores cambios para los más pobres, pero afectará sensiblemente a las clases medias e impactará fuertemente en el Este del país, algunas de cuyas regiones registran un paro superior al 25%. Allí se ha convocado para hoy una nueva ronda de protestas, con las que se pretende retomar la tradición de las manifestaciones de los lunes que en otoño de 1989 precipitaron la caída del régimen comunista. "Al igual que en aquel entonces, sentimos que los políticos se han olvidado de nosotros", sostiene una de las organizadoras, Heidemarie Ehlert.

En las primeras protestas de hace dos semanas apenas participaron unos pocos centenares de manifestantes. A la segunda cita, en ciudades como Leipzig, Magdeburgo o Dessau, asistieron varios miles. Para este lunes, los convocantes -entre ellos funcionarios públicos como Ehlert, desempleados, y párrocos protestantes que ya hace 15 años agitaron las conciencias en la extinta Alemania del Este - prevén decenas de miles. La ira ciudadana está comenzando a poner nervioso al Gobierno, cuyo ministro de Economía, Wolfgang Clement, ha descalificado como "un insulto a la memoria histórica" el pretendido parangón con 1989.

La reforma del régimen de desempleo afectará directamente a tres millones de personas. Hoy por hoy, un alemán que pierde su puesto de trabajo recibe por un año la llamada prestación por desempleo. Después, pasa a cobrar un subsidio que puede alcanzar el 57% de su último salario y no cuenta con ninguna restricción temporal. Es este pago, financiado a través del régimen contributivo, que ahora se fusionará con la llamada asistencia social, una prestación de 640 euros (incluidas las aportaciones al alquiler y a los costes de la calefacción) a los que tiene derecho toda persona necesitada en Alemania.

En la práctica, esto quiere decir que varios cientos de miles de personas -sobre todo de la clase media, porque los menos favorecidos mantendrán o incluso mejorarán sus prestaciones- verán caer sus ingresos hasta un nivel de protección que, de todos modos, sigue siendo muy superior al de España y más bien se asemeja al de Francia. De lo que se trata, aparte de ahorrar costes a la caja pública, es de dinamizar el mercado laboral presionando a los desempleados para que acepten cualquier puesto de trabajo, incluso mal renumerado, en vez de vivir del paro.

La nueva prestación tan sólo se pagará a aquellos que no cuenten con ahorros propios y no convivan con una pareja que tenga un trabajo bien pagado.

La indignación va en aumento desde que la Agencia Federal de Empleo comenzara a distribuir en julio un complejo formulario de 16 páginas en el que los potenciales beneficiarios de los pagos tienen que revelar detalladamente el patrimonio del que disponen.

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¿Acaso los hijos no tienen derecho a tener una cuenta de ahorros? ¿De cuántos metros cuadrados puede ser la casa? ¿El primer pago se efectuará a finales de enero o a inicios de febrero? Es este tipo de preguntas, más o menos existenciales, las que se están debatiendo con visos de histeria en los titulares de la prensa y en arengas populistas desde todos los bandos políticos. "Tenemos que cuidarnos de no propiciar el pánico", alertó este fin de semana el presidente alemán, Horst Köhler, en posible alusión a la postura que está asumiendo la oposición democristiana y liberal, que, pese a haber aprobado el proyecto en la Cámara alta, ahora ataca al Gobierno.

"Los ánimos están tan caldeados que las protestas podrían dejar de ser pacíficas", alerta el sindicato de la policía. En la antigua República Democrática Alemana (RDA), a finales del año pasado, fueron 860.000 las personas que cobraron subsidios por desempleo (cerca de un 5,7% de la población, una proporción bastante mayor que el 1,4% del Oeste). En dos de estos Estados federados -en los que, sencillamente, no hay trabajo- se celebrarán elecciones el próximo 19 de septiembre.

Schröder, en el congreso del SPD de junio de 2003 que debatió las reformas sociales.
Schröder, en el congreso del SPD de junio de 2003 que debatió las reformas sociales.AFP

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