Vacaciones con pico y pala
Hasta hace doce días Aram Jung, surcoreana de 19 años, sólo sabía que en Euskadi los hombres se reunían a cocinar en txokos y que los aizkolaris cortaban los troncos como deporte. Pero su conocimiento sobre la cultura vasca se ha ampliado a pasos agigantados. Aram ha conocido gente, la gastronomía y parte del territorio vasco, además ha practicado el castellano que sabía y hasta aprendido algunas palabras en euskera, lengua que considera "exótica".
Xabier Martínez, donostiarra de 18 años, participa activamente en la preservación de cuevas. Asegura que "ofrecer su cultura a los demás y aprender ellos es una gozada".
Xabier y Aram son dos de los 400 jóvenes que participan este verano en alguno de los diez campos de trabajo, auzolandegis, organizados en Euskadi por el Departamento de Cultura del Gobierno vasco. Otras 450 plazas se ofrecen en otras comunidades y el extranjero.
Los campos de trabajo son unas "vacaciones diferentes" donde se fomentan la tolerancia y el compromiso
En el sofocante calor estival del parque natural de Urkiola, en la localidad vizcaína de Dima, Xabier y Aram trabajan, junto a sus 15 compañeros, de las 9.00 a las 13.00 limpiando y acondicionando las cuevas de Baltzola y sus sendas. En este campo hay 17 jóvenes en total, provenientes de comunidades como Euskadi, Valencia o Cataluña y países tan lejanos como Corea del Sur, Canadá y República Checa.
Por las tardes, a los trabajadores se les lleva de excursión a visitar diferentes lugares y a realizar actividades culturales. Xabier, uno de los vascos, asegura que lo que más impresionó a sus compañeros internacionales fueron los idi probak (arrastre de piedras con bueyes). Los vascos suelen empezar en los auzolandegis las experiencias de ese tipo, para luego ir a otros lugares a "hacer mundo", asegura Ramón Artiach, responsable del campo de Urkiola.
Por 72 euros y el precio del viaje de su casa a los campos, los participantes reciben alojamiento, comidas, transporte y excursiones. Todo a cambio de su trabajo y su integración.
Con la labor en equipo se intenta que jóvenes de entre 15 y 26 años adquieran valores como amistad, compromiso, tolerancia y solidaridad, aseguró durante la presentación de los auzolandegis 2004 la consejera de Cultura, Miren Azkarate. Agregó que a pesar de la gran aceptación que tienen los campos de trabajo, no han aumentado el número de plazas con respecto a años anteriores porque "se da un equilibrio entre los que vienen de fuera y los que se van", y porque "la oferta es amplia".
Urkiola, el parque natural donde trabajan Xabier y Aram, significa en euskera sitio de abedules Ahí se encuentran las cuevas de Baltzola, que estaban repletas de basura dejada por senderistas y escaladores. Gracias al trabajo de los jóvenes, han quedado limpias de nuevo.
El proyecto de los auzolandegis, que llevan más de 30 años realizándose, es el que "más ha calado en la sociedad" de los organizados por la Dirección de Juventud y Acción Comunitaria. Además de los gestinados por este organismo, se posibilitarán otros siete campos de trabajo en los municipios de Ayala, Elvillar, Artziniega, Araia, Iurreta, Valle de Trápaga y Busturialdea, dirigidos por asociaciones juveniles.
Las áreas de trabajo son la animación y la acción social, la ecología y el medio ambiente, y la conservación del patrimonio cultural. Cada uno tiene dos periodos de 15 días de duración. En el área de animación, por ejemplo, los talleres de música o danza son ideales para los que buscan el acercamiento a la cultura.
La conservación del medio ambiente y el patrimonio cultural ofrece varias opciones, como la recuperación de la Calzada Real y el puente medieval de Lanzaluzeko, en el parque Gorbeia, o la protección del cerro del Castillo en Balmaseda, para su posterior excavación. La opción más cultural sería la de participar en el inventariado de la biblioteca del monasterio de Estíbaliz, en Álava, donde los jóvenes podrán "relacionarse y dialogar con los monjes".
Para la "revalorización del patrimonio natural, etnográfico e histórico-cultural", algunos chicos participan estos días en la limpieza y registro de las piezas del futuro Museo de Santa Teodosia, en el Valle de Arana.
Los campos de trabajo son unas "vacaciones diferentes", con oportunidad de conocer gente de muchas nacionalidades, indica el responsable de Urkiola. Aram y Xabier asientan con la cabeza sonrientes mientras limpian de su cara el sudor que les han producido cuatro horas de arduo esfuerzo.
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