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Reportaje:

Las aguas negras de todos los veranos

La rotura de un emisario inunda, una vez más, la playa de L'Albufereta ante las protestas de los vecinos

L'Albufereta de Alicante ha renovado su ineluctable encuentro estival con el vertido de aguas fecales. Desde la noche del miércoles, inundan la arena y primera línea de la playa de este valioso rincón del litoral alicantino. Y todo por mor de la obsoleta e insuficiente red de las aguas residuales, que permanece inalterable desde hace tres lustros, pese a las reiteradas quejas de los residentes en la zona. Éstos demandan la renovación de la infraestructura para dar servicio a una población que en el período veraniego llega hasta hasta las 25.000 personas.

"Llevamos más de 12 años reclamando una solución definitiva, pero seguimos igual. Cada verano un reventón, y a soportar el pestilente ambiente", afirmaba en la mañana de ayer Luis Antonio Sirvent, vocal de la Asociación de Vecinos Playa Blanca. "Éste es el pan, por no decir una guarrada, nuestro de cada verano", añadía María Teresa del Río, una madrileña que veranea en la zona desde hace más de 20 años. "Porque tenemos aquí el apartamento y no nos queda otro remedio", apostilló.

Tras la negra inundación, el Ayuntamiento acordó acotar los accesos a la playa y prohibir el baño. "Hasta que se repare la avería y tengamos los análisis del agua", comentó María José Rico, concejal de Playas de Alicante, que también en la mañana de ayer comprobaba sobre el terreno el alcance del vertido, al tiempo que capeaba las quejas de residentes y usuarios eventuales de la playa.

La enésima avería del colector de aguas negras, que no había sido reparada al mediodía de ayer, se produjo alrededor de las 21.30 del miércoles. "Los técnicos están revisando la conducción para detectar dónde se ha producido la rotura y proceder a su reparación", aseguró Alberto Ferrer, jefe del Servicio de Recursos de la Consejería de Obras Públicas. El técnico de la Generalitat subrayó que en este caso la avería no fue en el emisario submarino, sino en el terrestre submarino "que es nuevo", puntualizó Ferrer, el que conduce las aguas desde la depuradora del Monte Orgegia hasta la orilla del mar. En ese punto el caudal pasa a otro emisario de un diámetro menor, que evacua a escasos 1.300 metros de la arena.

Tras el reventón del emisario, el vertido comenzó a desplazarse hacia la arena, hasta alcanzar la primera línea de la playa. El fuerte olor que rápidamente envolvió el ambiente alertó a los residentes y ocupantes de la playa, que a esa hora se disponían a cenar junto al mar. La primera iniciativa del Ayuntamiento fue acordonar la zona y desalojar la playa para evitar cualquier tipo de contagio.

Con el alba, los efectos del vertido eran explícitos. El color de la arena era cada vez más negro, mientras el oleaje acumulaba kilos y kilos de detritos y restos fecales sobre la orilla. La marea negra no cesaba, ya que la fuga de aguas residuales proseguía, aunque con menor intensidad que en las primeras horas de accidente.

Con la bandera roja ondeando en la punta de la atalaya de la torre de la Cruz Roja, los bañistas se limitaban a pasear por la arena y, de cuando en cuando, trasladar sus quejas a los representantes de la Administración presentes, la edil de Playas y el jefe de Obras Públicas. Los vecinos insistían en su lamento. "Más de 12 años quejándonos no han servido de nada", clamaba Sirvent. "Queremos una solución definitiva".

La solución definitiva para los residentes pasa por renovar el emisario submarino, ensanchando su diámetro y prolongándolo al menos 4 kilómetros mar adentro. "También es necesario eliminar el aliviadero de aguas residuales que hay a unos 100 metros de la orilla. Cuando se produce una crecida del volumen de las aguas también se pueden observar vertidos flotando, aparte de los malos olores que se desprenden", argumentaba Sirvent.

La concejal de Playas respondió que el Ayuntamiento cumplió con su cometido: "Cerrar la playa hasta conocer el estado del agua", dijo Rico. "La solución definitiva, es decir, la renovación del emisario submarino, es competencia de Obras Públicas". El representante de la consejería subrayó que existe ese proyecto para renovar la infraestructura."Desconozco cuándo se licitará la obra", precisó, al tiempo que recalcaba que el nuevo vertido no es un problema del emisario submarino, sino del terrestre.

Los argumentos de los políticos no calmaron a los residentes: "Cuando no es una cosa es la otra, pero lo cierto es que cada verano tenemos el mismo panorama", sentenció la veraneante madrileña. "Quizás, lo que pretenden es acabar de una vez con esta playa y así poder ampliar el puerto deportivo contiguo".

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