"El Grupo Santander se dio cuenta de que lo mejor era hacer la oferta los primeros"
Hasta hace un par de semanas, Luqman Arnold era un banquero más de la sofisticada City londinense, muy bien pagado, con una carrera de más de 30 años y la vitola de haber sacado del agujero al Abbey National Bank, el sexto banco británico. Desde que apareció fotografiado junto a Emilio Botín, sin corbata, en las primeras páginas de los periódicos, es un hombre de moda. De la misma guisa se presentó en la entrevista concedida a EL PAÍS, celebrada el pasado lunes en Santander, cuando los rumores de una oferta competidora nublaban las perspectivas del banco cántabro. Invitado a Santander por Botín, junto al presidente del Abbey, lord Terry Burns, aprovechó para navegar por la bahía con su inseparable Juan Rodríguez Inciarte (presente en la entrevista), mientras su chairman jugaba al golf con Botín en Pedreña. Por la tarde, los ejecutivos británicos fueron el atractivo de la recepción anual que Botín dedica a los indianos que vuelven a su tierra de origen en verano y a los grandes accionistas de la región.
"No preveo problemas, aunque el camino no estará libre de obstáculos"
"La oferta del Santander es fiable y no plantea problemas de Competencia"
Pregunta. ¿Ha dejado Abbey en una condición óptima para su adquisición?
Respuesta. El banco está recuperado y seguro. La siguiente fase es utilizar la plataforma para crecer, consolidar la franquicia y aprovechar la palanca del Santander para acelerar ese proceso. En cualquier caso, yo siempre he dicho que si tenía éxito con el plan de salvación había dos opciones. Por un lado, que siguiera independiente. Por otra, que se vendiera a otro banco que lo pudiera hacer mejor. No soy el dueño del banco y, por tanto, debo de mantenerme al margen. Tengo que hacer lo mejor para los accionistas.
P. Pero usted ha optado por la segunda opción.
R. Desde el primer momento que conocí a Emilio Botín me di cuenta de que se trataba de un hombre muy decidido y con las ideas muy claras. Considero que el resultado final que ofrece el Santander para los accionistas, para los empleados y para los clientes es muy positivo.
P. ¿Cuándo habló por primera vez con Botín y los representantes del Santander?
R. En torno al 20 de marzo.
P. ¿Cree que la junta respaldará con el 75% la oferta del Santander?
R. No anticipo particulares problemas entre este momento y el de la votación, aunque el camino no estará libre de obstáculos. Pero el Banco Santander se dio cuenta de que lo mejor para él era lanzar la oferta el primero, antes de que lo hicieran otras entidades. Por otro lado, los pequeños accionistas están conociendo ahora el buen trato que les da el Santander.
P. ¿A qué obstáculos se refiere?
R. Quiero abundar en la oportunidad que tiene el Santander. Es cuestión de ofrecer más valor a los accionistas sin crear problemas. Y, en ese sentido, para el Santander no hay dificultades con Competencia. Lo que nosotros no queremos es terminar con un proceso largo en el que estemos requeridos continuamente por las autoridades de la Competencia porque eso complica la gestión de la entidad.
P. ¿Quiere decir que si se presenta otra oferta, por ejemplo de Halifax Bank of Scotland (HBOS), sí puede encontrar dificultades?
R. En este momento, no sabemos nada de otra oferta. Sólo existe una y, además, está acordada [por el consejo de administración] y nos estamos concentrando en ella. Si hay otra oferta, ya se verá.
P. ¿Usted cree que habrá otra?
R. Sé lo que sabe usted. Lo que leo en los periódicos.
P. ¿Cómo lo ve el Gobierno?
R. Positivamente, porque aporta nueva competencia al mercado.
P. ¿Cree que el Santander mejorará su oferta?
R. Ahora sólo hay rumores. Luego, será cuestión de evaluar el valor de la operación y las posibilidades que pueda tener. Lo importante es que la oferta del Santander es fiable y no provoca problemas con Competencia, como le puede ocurrir a otra. [Una oferta de HBOS supondría copar casi el 40% del mercado hipotecario del Reino Unido, porcentaje que no alcanzan entre las cuatro entidades siguientes a las dos primeras.]
P. Ahora parece que al Abbey lo quieren todos.
R. Lo cierto es que el Santander fue el primero en darse cuenta de que con el Abbey conseguiría una base de clientes muy amplia, un rango de productos muy extenso y una cuota de mercado muy importante en un país europeo y a un precio razonable. Y conseguir esto es muy difícil. Al mercado le sorprendió la oferta. Poca gente en Gran Bretaña conoce el Santander, pero ahora se transmite la imagen de solidez y de que tiene gran capacidad de crecimiento.
P. ¿Cree que el Santander se ha guardado alguna carta en la manga teniendo en cuenta que el Lloyd's y el Bank of Ireland ofrecieron el doble por Abbey?
R. Yo no estaba entonces; pero la buena suerte para Lloyd's fue no comprar Abbey. Ahora, el Santander tiene un banco saneado y limpio a la mitad de precio.
P. ¿Necesita el Abbey un recorte de plantilla?
R. Mi impresión es que hace falta más productividad, que no necesariamente significa recorte de plantilla. En la parte operativa, el Abbey ya cuenta con un plan en marcha, pero el Santander puede aportar su propio programa tecnológico integrado.
P. ¿Confía en seguir como primer ejecutivo de la entidad?
R. Lo que queremos, mi equipo y yo, es lograr que la transacción sea un éxito. Mi papel es asegurar que el proceso de transición a un banco propiedad del Santander se realice con éxito.
P. ¿La oferta del Santander abre las puertas a nuevas operaciones transfronterizas?
R. Si un banco es capaz de trasladar su tecnología a otro país, significa que puede potenciar su actividad, reducir costes y mejorar sus sinergias. Eso abriría una nueva fase en el proceso de consolidación transfronteriza. Todo el mundo cree que sólo se pueden aprovechar las sinergias en el propio país. La idea de exportar tecnología es un acontecimiento nuevo y si se lleva a cabo con éxito abre el camino a un nuevo paradigma, aunque en Europa hay muy pocas oportunidades como las del Abbey.
P. ¿Está aprendiendo español?
R. (Risas) De momento, no.
P. Y lo del look, sin corbata, ¿es tradicional en usted?
R. Desde el colegio siempre llevé corbata. Ahora, sin corbata me siento mejor banquero y, además, mi gente no me permite llevarla. No debe haber convicciones, como que los banqueros lleven corbata y que los periodistas de vez en cuando la lleven.
El más firme aliado de Botín
Nacido en Calcuta (India) en 1950, de padre inglés y madre india, se educó en Londres y llevó corbata "desde el colegio". Hoy son los empleados del banco los que le piden que no se la ponga, quizá para no romper el embrujo. Porque, con o sin corbata, este hombre ha saneado el Abbey. Parece sentirse a gusto con la oferta del Santander, y aunque en ocasiones contesta como si la operación ya estuviera hecha, se muestra muy precavido en las respuestas comprometidas sobre otros posibles interesados. Sea como fuere, el caso es que en estos momentos se ha convertido en el mejor aliado de Botín para constituir el primer banco de la zona euro, curiosamente con una entidad que no pertenece al área de la moneda única.
Arnold, o mister Luqman como les gusta llamarle a muchos accionistas del Abbey, comenzó en 1972 en el First National Bank. Estuvo en Crédit Suisse First Boston y, tras pasar por BNP Paribas, en 1998 entró en el UBS, del que fue nombrado presidente a principios de 2001. En ese puesto duró nueve meses, lo que tardaron en aflorar serias divergencias con el consejo del banco. Y en octubre de 2002 fue fichado por Abbey para recuperarlo. Hasta el punto que ahora está en el candelero como uno de los bancos "más atractivos de Europa".
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