El presidente del Parlament renuncia a convocar una reunión sobre la Diada por el plante de Mas

La celebración institucional del próximo Onze de Setembre no se sabe si va a tener parada o, simplemente, presencia de los Mossos d'Esquadra. Se desconoce qué piezas van interpretar las corales que se concentrarán ante el Parlament. Pero la Diada ya ha generado la primera serpiente informativo-política de la canícula. El líder convergente Artur Mas anunció el domingo que no pensaba asistir a la reunión de todos los grupos parlamentarios para concretar esos asuntos. Y el presidente del Parlament, Ernest Benach, le respondió ayer que no va a convocar encuentro alguno.

La bola de nieve veraniega comenzó a cobrar volumen el pasado domingo en Planoles (Ripollès). Un incisivo Mas dijo ante las juventudes de su partido que no pensaba asistir a la reunión de finales de agosto -convocada en el Parlament- en la que, supuestamente, supuestamente concretar los últimos detalles sobre la celebración institucional de la Diada. El convergente aprovechó: "No se entiende que Maragall esté más pendiente de modificar la celebración de la Diada que de abordar los grandes problemas que tenemos".

Ayer fueron muchos quienes afearon a Mas su conducta. Fuentes próximas a la presidencia del Parlament aseguraron que Benach ha mantenido contactos telefónicos con los presidentes o portavoces de los distintos grupos y que la reunión de finales de agosto pretendía tener un carácter más formal que real, pues la gran mayoría de los asuntos pendientes ya están acordados telefónicamente.

Así las cosas y con la negativa de Mas, Benach, en un comunicado oficial difundido ayer por la tarde, quiso zanjar la polémica: "No habrá ninguna convocatoria de reunión formal, aunque sí ha habido contactos preliminares para que todos los líderes parlamentarios vuelvan a hablar del asunto". El presidente del Parlament agregó que esperaba que los grupos parlamentarios atendieran "debidamente, como corresponde institucionalmente", las convocatorias de reunión.

Además del republicano Benach, los partidos del arco parlamentario salieron al paso de las palabras del líder de CiU en la Cámara catalana. El portavoz del Gobierno, Joaquim Nadal, se mostró muy sorprendido de que Mas se niegue a asistir a la reunión ya que el convergente "había sido maestro en instrumentalización de cuestiones simbólicas". Nadal acusó al líder parlamentario de CiU de "no asumir el papel de jefe de la oposición, rechazar de hecho ese cargo, pero aprovechar todas las oportunidades para hacerse ver".

El portavoz de Iniciativa per Catalunya-Esquerra Unida i Alternativa (ICV-EUiA), Joan Boada, afirmó: "Parece que Mas no tenga nada que hacer y que se invente problemas, cuando ya todo está ya fijado por la reunión del pasado 13 de julio y no hay ningún conflicto". Boada subrayó que, como en el caso del referéndum sobre la Constitución Europea y la pregunta específica sobre el catalán, CiU "busca problemas con conductas estúpidas".

El PP, en cambio, hizo una lectura basada en lo que considera "deriva soberanista" de CiU. El portavoz popular, Daniel Sirera, en declaraciones a Efe, aseguró: "La actiud de Mas es una muestra de la creciente la radicalización de CiU". Sirera agregó que parece que "Mas tenga vocación de convertir a CiU en una formación extraparlamentaria, con su actitud intolerante y poco dialogante". Asimismo acusó al convergente "de falta de respeto al presidente del Parlament".

Para este Onze de Setembre, de acuerdo con algunas versiones parlamentarias, sólo queda por dirimir si los Mossos desfilarán o harán parada, como defiende el presidente Pasqual Maragall, o bien la austeridad de la consejera Monserrat Tura se impondrá y será suficiente una marcial y, al tiempo, simbólica presencia de la policía autonómica en traje de gala.