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Reportaje:

Trampas y feromonas

La Comunidad comienza la campaña de control de la procesionaria del pino

Más de 4.200 trampas esperan este verano a la procesionaria del pino en una superficie de 16.250 hectáreas de pinar de municipios como Cercedilla, Guadarrama, Alcalá de Henares, Canencia, Lozoya y San Martín de la Vega.

La Dirección General de Medio Natural de la Consejería de Medio Ambiente ha colocado estas trampas dentro de la campaña que ha iniciado este mes para el control de la procesionaria, que en densidades excesivas produce daños a los pinares y molestias a las personas por sus efectos urticantes.

La Comunidad de Madrid utiliza para el control de las poblaciones de procesionaria en algunas áreas una feromona sintética con la que se consigue atraer a los ejemplares adultos macho a unas trampas colgadas en las ramas, de las que ya no pueden salir. De este modo, se consigue reducir la fecundación de las hembras y las futuras poblaciones de este insecto.

La procesionaria es un lepidóptero (mariposa) que en su fase larvaria (oruga) se alimenta de las hojas de los pinos, lo que produce defoliación en el árbol en distintos grados.

Además, por sus efectos urticantes, dificulta el aprovechamiento productivo o el uso recreativo de las zonas de pinar que se encuentran muy atacadas.

El director general de Medio Natural, Miguel Allué, indicó que el objetivo de los diferentes tratamientos que aplica la consejería no es eliminar la procesionaria, sino mantener controladas sus poblaciones, ya que este insecto "forma parte del ecosistema del pinar mediterráneo y, como tal, es necesaria su presencia". "No se puede ni se debe erradicar, porque sirve de alimento a numerosas especies", explicó.

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Además de conseguir mantener estable la población de procesionaria y evitar la utilización de insecticidas, el método de control mediante trampas permite hacer un seguimiento de la especie en las zonas en las que se emplea.

Este tratamiento se pone en marcha en los meses de julio a septiembre, que es cuando la mariposa de la procesionaria eclosiona.

El procedimiento consiste en distribuir las trampas por las zonas de vuelo de los machos, que son, fundamentalmente, los bordes de la masa forestal y de los claros, a lo largo de cortafuegos y en zonas de pinar poco espeso.

La trampa utilizada está constituida por una caja de plástico con una doble entrada en forma de embudo por cada una de sus extremos, para facilitar la entrada de las mariposas e impedir la salida.

En la parte superior de la trampa hay un tapón del que se encuentra suspendida una pequeña cápsula de plástico que contiene la feromona, y en la parte baja existe una abertura que está cerrada por una bolsa de plástico que va fijada al cuerpo de la trampa y en donde se recogen las mariposas capturadas.

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