La seguridad desplaza el ocio juvenil a los centros comerciales
Miles de jóvenes pasan las horas muertas en las zonas de diversión de las grandes superficies de la región
Al atardecer, la escena se repite en las decenas de centros comerciales que hay repartidos por toda la región. Centenares de adolescentes, muchos de ellos arreglados como si fuesen a una fiesta de alto nivel, empiezan a expandirse por las zonas de ocio de los centros como una auténtica plaga. La mayoría no tiene más de 18 años y muchos de ellos llegan acompañados por sus padres, que les dejan tranquilos dejándoles en estos lugares guardados por vigilantes de seguridad. En ellos, los chicos pueden optar por pasar la tarde en los juegos recreativos, la bolera, las hamburgueserías o los cines. Ahí pueden pasarse las horas muertas con los amigos.
La zona sur es una de las que más está viviendo el fenómeno. Su población es muy joven y en toda la comarca hay medio millón de metros cuadrados de centros comerciales; es decir, medio metro cuadrado por habitante. En los últimos años han abierto varios complejos nuevos en el sur madrileño: Tres Aguas, Opción (ambos en el municipio de Alcorcón), Avenida M-40 (en Leganés).... Algunos, como Opción, siguen el modelo inverso al tradicional centro comercial: hay pocas tiendas, apenas tres o cuatro, y, en cambio, gran cantidad de locales de restauración y ocio.
Para muchos jóvenes lo mejor de este lugar de encuentro es Opción Noche, la parte del complejo destinada a las copas, que se encuentra separada del resto del centro comercial. Para acceder a esta zona, donde se agrupan más de 15 locales de copas, hay que pasar un primer filtro: un enorme guardia de seguridad rapado al cero. "Las tres entradas al área de copas están vigiladas, aquí no se cuela nadie con malas pintas", explica el guardia. Ya dentro del recinto, un circuito de cámaras vigila a quienes entran y salen.
"Cuando cierran los bares de Móstoles, la zona de copas del centro comercial Opción (Alcorcón) es lo mejor que hay", cuenta Laura Santos, una joven mostoleña de 24 años. "Tienes muchos bares y discotecas con un ropero único. Dejas ahí tus cosas y te desentiendes, te puedes mover por donde quieras. Está muy bien porque cada local tiene su propio ambiente", explica. Laura hace estas declaraciones en Tres Aguas, otro centro comercial nuevo de Alcorcón, al que ha llegado para dar una vuelta con dos amigos.
El ambiente en Tres Aguas es más tranquilo. Su diseño es similar a otros de la región como el Heron City de Las Rozas: la mayoría del complejo está al aire libre, con una gran plaza central llena de terrazas. Un grupo formado por seis guardias de seguridad de una empresa privada vigilan que todo esté en orden en esta peculiar ciudad. "No solemos tener problemas, si acaso estamos más pendientes de los grupos de chavales por la noche", explica una vigilante.
Fuentes del Ayuntamiento de Alcorcón señalan que las zonas comerciales del municipio no son problemáticas en cuanto a la seguridad. "La Policía Municipal vigila los centros, que normalmente tienen ya una seguridad privada importante. La policía controla sobre todo por las noches que no haya robos en los comercios. Pero, en general, no son lugares demasiado conflictivos", explican. Como alternativa a esta oferta, el Consistorio alcorconero tiene un programa de ocio nocturno sin alcohol que, tras el descanso vacacional, volverá a partir del próximo mes de septiembre.
Zona noroeste
En el noroeste madrileño uno de los centros comerciales que más pita entre los adolescentes y jóvenes es el Equinoccio de Majadahonda. En este lugar se pueden reunir un sábado de cinco de la tarde a nueve de la noche entre 5.000 y 8.000 personas. "Tenemos una oferta muy variada, tiendas de decoración y moda, recreativos, cines, restaurantes de comida rápida, más tradicionales... En fin, una oferta destinada tanto a los padres como a adolescentes, sin olvidar a un público más adulto", explica el gerente, Jesús Silva. Según los datos del centro, un día de fin de semana pueden pasar por ahí 25.000 personas.
Esta oferta es la que atrae a Daniel Fernández, de 20 años, a Equinoccio. Entre los apuntes y los libros para preparar el examen de selectividad de septiembre, siempre encuentra algo de tiempo libre para acercarse con su amiga Laura a pasar el rato en Equinoccio. No vive cerca, viene desde San Sebastián de los Reyes. El punto de encuentro con los amigos: la puerta de entrada al complejo.
Para llegar se mueve en coche. "Puedes venir a comer, hay restaurantes de todo tipo, hay muchas salas de cine, zona para los niños... es un centro muy variado. Por la zona donde yo vivo no hay nada parecido", explica. La noche es para las terrazas que hay en el centro comercial. "Viene gente de todas partes de la región, a veces hay que hacer cola para entrar en los bares. A veces hacen conciertos", aseguran él y su amiga. "Las copas son un poco caras, a seis euros", se quejan al unísono.
Por esta zona, los ayuntamientos también proponen alternativas a los jóvenes. Por ejemplo, Pozuelo de Alarcón pone en marcha todos los años un programa de ocio dirigido a chicos de entre 13 y 17 años. Hay talleres de astronomía, baile,... Los fines de semana se puede optar por hacer piragüismo, senderismo, montar en bicicleta o a caballo.
"Estoy más tranquila si mi hijo está aquí"
"Dejo tranquila a mi hijo aquí porque hay seguridad, corre menos riesgos que en la calle", explica Gloria, madre de Lucía, una adolescente de 14 años asidua al centro Equinoccio, de Majadahonda. Una opinión que comparten muchos padres cuyos hijos han hecho de los centros comerciales su lugar de encuentro y ocio.
Todos ellos tienen contratada vigilancia privada, que se refuerza los fines de semana. "Hay agentes de seguridad dando vueltas. Si ocurre algo, se neutralizará con mayor rapidez aquí que en la calle", puntualiza Lucía.
Pero no sólo los adolescentes se encuentran más seguros. En Opción, situado en Alcorcón, con una zona de copas separada del resto del complejo, los jóvenes piensan que la seguridad del centro hace que los problemas remitan. Laura, de 24 años, se acerca de vez en cuando a Opción por la noche: "No hay macarrillas, el ambiente es tranquilo, los de seguridad restringen mucho la entrada", dice.
No todos tienen tanta suerte. José Manuel, de 14 años, señala que ya le han intentado atracar tres veces en el centro comercial Tres Aguas, de Alcorcón. "Son chavales de mi edad, que se ponen en la entrada para amedrentarte", asegura.
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