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Controlada la mayoría de los incendios de Portugal

Las llamas dieron ayer una pequeña tregua a los bomberos portugueses tras cuatro días de incendios devastadores en todo el país. Sólo dos focos seguían activos al final de la tarde, uno en Aveiro, al sur de Oporto, y otro en Loulé, en la región del Algarve, que lleva ya cuatro días activo. Ayer, la disminución del número total de incendios permitió concentrar en la zona sur a más de 500 bomberos, cuatro aviones y varios helicópteros. Las autoridades lusas esperaban controlar el fuego durante la noche.

La región del Algarve ha sido la más castigada por las llamas en los últimos días, con más de 7.000 hectáreas asoladas y varias casas destruidas. Los alcaldes de la región pidieron ayer al Gobierno que la declare zona catastrófica. En 2003, cuando los incendios devastaron el país, Portugal declaró zona catastrófica la totalidad de su territorio y recibió por ello 48,5 millones de euros del Fondo de Solidaridad de la Unión Europea.

El año pasado resultaron calcinadas en total unas 420.000 hectáreas, el 5% del territorio. En lo que va de año han sufrido idéntica suerte 33.000 hectáreas, una extensión ligeramente superior a la del mismo periodo de 2003. Las cifras hacen temer que se repita la tragedia del año pasado. Asociaciones ecologistas y de bomberos se han sumado a la oposición en sus duras críticas contra el Gobierno.

El Ejecutivo destinó 80 millones de euros para la prevención de incendios hace varios meses, pero la situación reciente ha dejado de manifiesto la insuficiencia de medios para combatirlos y, en especial, la mala gestión de los recursos disponibles. Los bomberos se quejan sobre todo de la falta de medios aéreos. Por este motivo, Portugal tuvo que pedir el pasado lunes ayuda internacional: dos aviones griegos, uno italiano y otro español, así como varios helicópteros de este último país, han ayudado a controlar las llamas.

El Gobierno se ha escudado en el poco tiempo que lleva en el poder (menos de dos semanas) y en la ola de calor que afecta al país desde el pasado fin de semana. Sin embargo, el nuevo primer ministro, Pedro Santana Lopes, admitió esta semana en el Parlamento que "todo está por hacer" en el combate contra el fuego.

Ayer resultaron heridos de gravedad siete bomberos en Constância. Son los primeros daños personales ocasionados este año por los incendios, que en 2003 acabaron con la vida de 20 personas.

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