Maragall juzga anticatólico impedir la adopción a los homosexuales

El presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, afirmó ayer que "va en contra de la moral católica que la Iglesia quiera impedir que los homosexuales cuiden a criaturas que no tienen padres". Maragall defendió así la iniciativa de su Gobierno de dar derecho a que las parejas de homosexuales puedan acceder a la adopción del mismo modo que las heterosexuales.

"Entiendo la actitud de la Iglesia, no su llamamiento a la movilización. La Iglesia se basa en la interpretación de los textos sagrados, pero de ahí a impedir que una pareja homosexual pueda cuidar de criaturas que posiblemente no tienen padres... Eso va en contra de la moral católica", apuntó el presidente catalán. Maragall cree que la postura de la Iglesia católica obedece más a una "consideración teológica" fruto de su "fidelidad" a que la Biblia habla de que el matrimonio es entre hombre y mujer, pero cree que en este caso la Iglesia "debe reconsiderar su interpretación moral".

En una entrevista en el programa Protagonistas de Onda Cero, tras esta incursión teológica, el presidente de la Generalitat declaró que no se está "tan lejos" de ver al nacionalismo vasco incorporado al proyecto socialista de la España plural. Maragall señaló que "así lo indican algunas de las palabras" del lehendakari, Juan José Ibarretxe, tras su reunión con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. "Me gustaría ver a Ibarretxe sumándose al proyecto socialista de la España plural", dijo Maragall y añadió: "Si miramos a largo plazo, con toda seguridad ". En cambio, "a corto plazo hay más dudas".

El presidente de la Generalitat también se refirió a las palabras del secretario general del PP, Mariano Rajoy, quien exigió al PSOE que ponga fin a la "maniobra revanchista" contra el ex presidente José María Aznar. Según Maragall, no hay que llevarse "las manos a la cabeza" por las críticas a Aznar. Maragall sí quiso agradecer al ex presidente el "haber metido a toda la derecha española dentro de la Constitución, incluso a quienes no la votaron". "Lo malo es que en la última fase se cobró ese servicio al país con una exigencia de fe respecto a la letra de la Constitución, que fue tan excesiva que posiblemente mataba su espíritu. He ahí su error", apostilló.

Y precisamente en el terreno de la Constitución, Maragall reiteró la necesidad de que se haga una mención de las nacionalidades históricas que corrija el reconocimiento "sutil" y "elíptico" del texto actual. En Cataluña, a juicio del presidente, "ha llegado el momento de sentarse a reflexionar para ver si hay que dar un paso adelante en muchas cosas". Asimismo defendió la reforma del Estatut y del modelo de financiación como necesaria.

El presidente catalán expuso que su labor en el Gobierno de la Generalitat es "explicar que Cataluña tiene una voz que va más allá del nacionalismo" y que pretende "superar el agnosticismo y la pasividad en la participación de la configuración del modelo de Estado" que se vivió durante los años de Gobierno de CiU. Además, añadió que su "máxima prioridad" es "armar un Gobierno después de 25 años de lo mismo" en Cataluña y que "está dando voz a sectores que no se habían sentido representados" en los ámbitos más populares, culturales e incluso de la Cataluña interior.

Entre sus prioridades tras el verano, la principal es "poner en marcha el primer presupuesto regular" del tripartito, que marcará las prioridades de actuación para, en cuatro años, "poner totalmente a flote las finanzas de la Generalitat, que ahora están muy por debajo de lo que deberían", y "acometer los grandes proyectos de país". "No creo que las naciones o nacionalidades, o regiones, me da lo mismo, puedan definirse claramente si no es sobre una base económica sólida y una filosofía política bien clara", concluyó.