Fusiones transfronterizas

El mercado bancario, dicen todos los analistas, está ya muy maduro en España y en Europa, y las posibilidades de crecimiento se limitan a las operaciones de fusiones o de compras. El Santander Central Hispano tiene el precedente de cubrir sucesivas etapas de crecimiento a base de compras y fusiones, como revela su propio nombre comercial. En esta línea estratégica se inscribe la compra del Abbey National, oficializada ayer y que, con un coste de cerca de 13.000 millones de euros, coloca al banco resultante en el cuarto puesto europeo en términos de capitalización bursátil. La operación cumple las condiciones del modelo de crecimiento del SCH y por primera vez entra de lleno en el territorio de las fusiones transfronterizas que los analistas llevan reclamando como motor de la unificación del mercado bancario europeo después de la integración económica y monetaria.

Como operación estratégica, la compra del Abbey favorece el crecimiento del SCH, demuestra la viabilidad de las fusiones bancarias transfronterizas e indica el camino a seguir a empresas de otros mercados. Y, por supuesto, beneficia a la imagen de España el hecho de que una operación de esta envergadura esté protagonizada por una entidad financiera española.

En términos microeconómicos, sin embargo, la operación no está exenta de riesgos. El Abbey National tiene un tamaño considerable (casi el 70% del SCH) y, si se admite la metáfora, se supone que la digestión será pesada. Entendiendo por digestión un descenso en las cotizaciones y, por tanto, en el valor para el accionista -el mercado ya reaccionó bajando la cotización del SCH y elevando la del Abbey cuando se anunció la operación- y, probablemente, en forma de menos beneficio durante algún tiempo. Por otra parte, comprador y comprado exhiben una dudosa complementariedad; ambos han desarrollado casi toda su fuente de negocio en el ámbito de la banca al por menor que, como se sabe, obliga a trabajar con pocos márgenes en el terreno de la operativa bancaria propiamente dicha.

Dicho lo anterior, puede deducirse que existe una elevada probabilidad de éxito en la operación, habida cuenta del saber hacer tradicional del SCH en la materia; y que refuerza la línea de las compras transfronterizas deseadas en Europa, aunque el Abbey no sea precisamente un banco de la Unión Económica y Monetaria. La incógnita de rigor es ahora si el competidor BBVA moverá pieza.