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EL CONFLICTO DE ORIENTE PRÓXIMO

Arafat asegura que dará su apoyo a todas las decisiones del primer ministro Qurei

Grupos de radicales enmascarados ocupan una sede del Gobierno palestino en Gaza

"Mi Gobierno no está en crisis", asegura Yasir Arafat. Tras una semana de hermético silencio, el presidente palestino hizo ayer las primeras declaraciones sobre el conflicto político más grave de la historia de la Autoridad Palestina, establecida hace 10 años. El rais no sólo lo negó todo, sino que además desmintió cualquier desacuerdo con su primer ministro, Ahmed Qurei, quien presentó hace una semana la dimisión, que no fue aceptada. Arafat reafirmó la confianza en Qurei al añadir: "Estoy de acuerdo con todo lo que él decida".

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Las declaraciones sorprendentes e inesperadas de Yasir Arafat tuvieron lugar ayer al mediodía a la puerta del cuartel general de Ramala, la Mokata, al finalizar una entrevista que el anciano líder había mantenido con un grupo de diplomáticos árabes, quienes, por enésima vez, reclamaron del presidente palestino que avanzara por el camino de las reformas democráticas.

"No, no hay ningún problema con respecto al Ministerio del Interior", continuó Arafat, quien aseguró que lo único que quedaba pendiente sobre la mesa era una propuesta del Parlamento para llevar a término algunas reformas, pero que ni siquiera ello constituía una crisis. "Nosotros hemos aprobado estos cambios", subrayó el presidente palestino.

El veterano político señaló que no se oponía tampoco a que en una fecha más o menos próxima se formara un "nuevo Gobierno" y se aumentara el número de carteras y ministros, resolviendo de esta manera un aparente problema de "sobrecarga", ya que en la actualidad hay varios titulares con más de un cometido.

La táctica del silencio y la negación, adoptada ayer por el presidente Arafat, confirma el inicio de una ofensiva oficial, impulsada desde la Mokata, con la que se intenta reconducir la situación en los territorios palestinos, minimizar la contestación y acabar metiendo en cintura a los jefes de la revuelta.

Otra prueba de esta ofensiva oficial ha sido un comunicado de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa emitido ayer también en Cisjordania. En él se condena la revuelta de la franja de Gaza y se acusa a los sediciosos de poner en marcha un plan de desestabilización urdido por las potencias extranjeras, de acuerdo con Israel.

"La revuelta de Gaza se inscribe en el cuadro de un plan americano-sionista iniciado por el jefe de la Casa Blanca, [George W.] Bush, en apoyo del criminal Sharon y que trata de aislar la dirección palestina", asegura el mensaje de las Brigadas de Cisjordania. A continuación asegura que los revoltosos son en realidad "una banda de colaboradores que intenta presionar desde el interior haciendo demostraciones de fuerza, disparando contra los puestos de la policía y los edificios de la Autoridad Nacional Palestina, olvidándose de la ocupación y de los asesinatos cometidos por el enemigo".

La ofensiva oficial, sin embargo, no logra desactivar la crisis en Gaza. A primera hora de la mañana los revoltosos volvieron a salir a la calle para quemar la sede de la policía de la aldea de Zwaida, situada a siete kilómetros al sur de Gaza capital. El atentado se ejecutó antes del alba, cuando unos desconocidos entraron en las dependencias, rociaron con gasolina unos colchones y sábanas y prendieron el fuego. Las llamas destruyeron totalmente el mobiliario y un equipo de ordenadores, causando asimismo desperfectos en la sede del Ayuntamiento, situado en un edificio anejo, y que acababa de ser reconstruido gracias a las donaciones del Gobierno danés.

Gobierno Civil ocupado

Horas más tarde, a plena luz del día, un grupo de 20 enmascarados de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa irrumpieron en la sede del Gobierno Civil de campo de refugiados de Jan Yunes para ocupar la sede municipal durante cerca de cinco horas, en una operación similar a la efectuada el pasado jueves en la sede del Parlamento de Gaza. Un responsable de la operación aseguró a la prensa que la ocupación tenía como objetivo lograr la destitución de Musa Arafat -que abandonó la jefatura de todos los cuerpos policiales pero mantiene la responsabilidad de la Seguridad Militar- y conseguir la reintegración en la Seguridad Militar de 52 agentes despedidos por el general por supuesta deslealtad.

Los sediciosos depusieron su actitud horas más tarde, abandonando el Ayuntamiento tras unas largas conversaciones en las que actuó como mediador, y a petición de los revoltosos, el coronel Mohamed Dahlan.

Una semana atrás este mismo coronel desempeñó también funciones de mediación en el secuestro de los cinco voluntarios humanitarios franceses. En medios políticos se aseguraba ayer, a raíz de esta mediación, que poco a poco, como si se tratara de un plan minuciosamente urdido, la figura política de este ambicioso militar va tomando altura. Y amenaza con ser aclamado por sus convecinos como el nuevo "hombre fuerte" de la franja de Gaza.

Yasir Arafat, en Ramala.
Yasir Arafat, en Ramala.ASSOCIATED PRESS

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