Woody Allen renuncia a Venecia para abrir San Sebastián con 'Melinda y Melinda'

Woody Allen (Nueva York, 1935), uno de los mejores y más prolíficos cineastas de todos los tiempos -rueda una película al año-, ha renunciado al glamour de Venecia, escenario de sus últimos estrenos mundiales, para asistir al certamen del público por excelencia. El próximo 17 de septiembre inaugurará con Melinda y Melinda la 52ª edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, que le tributa además un homenaje por su trayectoria y ofrece a la audiencia la posibilidad de conocer toda su obra como escritor, director y actor en una retrospectiva.

"La gente de España siempre ha apoyado mis películas", dijo ayer Allen desde Londres, donde está rodando un filme, de momento sin título. "Y es para mí un gran honor asistir al Festival de San Sebastián. A mi familia y a mí nos encantó la ciudad la última vez que estuvimos y esperamos pasarlo estupendamente".

Allen, premio Príncipe de Asturias de las Artes 2002, conoció San Sebastián en septiembre de 2003 cuando recaló en el auditorio Kursaal para tocar el clarinete como líder de la New Orleans Jazz Band y recibió una larga ovación no sólo por su música, sino por todo su cine y lo que representa en el panorama independiente de Estados Unidos. Por Annie Hall, por Manhattan, por Hannah y sus hermanas, por Alice, por Poderosa Afrodita...

En aquella ocasión, el genial cineasta, más admirado en Europa que en su tierra, comió en Arzak y mantuvo un encuentro con el director del festival, Mikel Olaciregui. Las gestiones

desarrolladas desde entonces han dado sus frutos y el certamen, que este año se ha visto obligado a reducir en un día su duración por problemas presupuestarios, ha metido un gol y ha conseguido atar una de las inauguraciones más brillantes de su historia. "Es un enorme honor, un sueño hecho realidad", dijo Olaciregui. Melinda y Melinda, una mezcla de comedia romántica y drama, está protagonizada, entre otros, por Will Ferrell, Jonny Lee Miller, Amanda Peet, Radha Mitchell y Chiwetel Ejiofor. Con ella, Allen habla de sus temas de siempre: la fragilidad del amor, la infidelidad conyugal, el romance sofisticado, la incapacidad de comunicarse...

Pero el festival, que en esta edición dedicará sendos ciclos a Anthony Mann y a revisar la obra de cineastas políticamente incorrectos como Michael Moore, los hermanos Marx o Pedro Almodóvar, no se limitará a estrenar el último trabajo del neoyorquino. Anuncia que programará una retrospectiva sobre su obra como actor, director y escritor desde sus inicios en 1966 hasta hoy, y que le tributará un homenaje "como figura fundamental del cine moderno". ¿Eso se traduce en la concesión del Premio Donostia? El festival no responde a esa pregunta. Sin embargo, fuentes cercanas al certamen aseguran que ése es el deseo de la organización y que, de hecho, Woody Allen ya tiene la propuesta sobre su mesa. La duda es si el cineasta, polémico por su vida personal -se casó con Soon Yi Previn, la hija que adoptó Mia Farrow, su ex mujer-, por las críticas al gobierno de su país y por negarse a recoger en persona sus oscars, se prestará a ello.