El libro 'Adaptarse a Internet' desmiente los peligros de la Red
La catedrática Helena Matute culpa a la prensa de la mala fama de la 'web'
La adicción específica a Internet no existe; la patología del cibersexo no llega al 8%, y a los robots no hay que contarles nuestros secretos. Éstas son conclusiones del libro de Helena Matute
Adaptarse a Internet. Mitos y realidades sobre los aspectos psicológicos de la red. Matute, catedrática de Psicología de la Universidad de Deusto, desmonta en su libro algunos de los supuestos problemas psicológicos que se han achacado a Internet.
Según la catedrática, hay demasiados mitos alrededor de Internet. Uno de ellos es la supuesta adicción: "En realidad, de generar algún problema, no se trata de adicción ni depresión, sino de ansiedad, y sólo en las primeras fases, cuando aún no sabemos desenvolvernos en la Red".
Para llegar a esta conclusión, Matute se basa en dos puntos: uno, que según las estadísticas, lo que hacen los supuestos adictos cuando están en Internet es charlar con sus amigos; "Si estuvieran charlando en el bar nadie diría que son adictos"; y dos, que en la mayoría de los casos la supuesta adicción desaparece en menos de un año. Las adicciones, en cambio, se agravan con el tiempo.
"Por eso no es adicción, aunque no descarto que haya personas que puedan tener problemas. Hay que hacer un diagnóstico individual para saber si es un desajuste pasajero o algo más serio", explica.
Poco cibersexo
Sobre el cibersexo, Matute explica que sólo para el 8% de los internautas el cibersexo es patológico, porcentaje similar al de la población.
Matute achaca como una de las razones principales de que Internet haya sido puesta en el punto de mira a la "mala prensa" por parte de los medios de comunicación. Cita en su libro el caso del The New York Times, que en 1998 publicó en su portada una investigación de una revista de psicología que aseguraba que Internet causaba soledad y depresión. La noticia fue recogida después por la mayoría de los periódicos del mundo; pero no así la posterior rectificación de los autores del estudio.
Respecto a los robots, Matute señala algunos curiosos comportamientos en la relación entre los seres humanos y estas máquinas parlantes: "Tendemos a tratar a los robots como si fueran humanos, para lo bueno y para lo malo. Si hablas con un robot, tendemos a tratarle correctamente. En el momento en que la máquina se equivoca en el trato, tendemos a enfadarnos con la máquina; incluso hay gente que llega al insulto. Además, los usuarios acaban contándole todo tipo de intimidades, algo muy peligroso, porque las máquinas no son precisamente una tumba".
Además de derrumbar tópicos, Matute, que pide más investigaciones, alaba las virtudes de Internet. "Elimina barreras y estereotipos sociales y puede ayudar en el desarrollo de la personalidad, especialmente con adolescentes".
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