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Los sondeos dan la espalda a Blair tras 10 años de liderazgo

Los 'tories' dudan de la buena fe del primer ministro británico ante la guerra en Irak

Los sondeos dan la espalda a Tony Blair pero mantienen las expectativas electorales del laborismo al cumplirse 10 años de su llegada al liderato del partido. El primer ministro es visto como menos firme, menos cercano a la gente, con menos personalidad, más arrogante, poco honesto, demasiado presidencialista y con menos posibilidades electorales que su gran rival, Gordon Brown. Incluso la oposición parece haberle perdido el respeto. El líder tory, Michael Howard, puso ayer en duda que Blair actuara de buena fe al manejar el espionaje sobre Irak.

En un acalorado debate en los Comunes sobre el informe Butler acerca de los fallos del espionaje en Irak, publicado la semana pasada, Howard aseguró que, aunque mantenía su apoyo a la invasión, votada en marzo de 2002, "si entonces hubiera sabido lo que sé hoy, no habría podido votar a favor de los términos de la resolución que presentó el Gobierno".

Se refería el líder de los conservadores a que el informe de Butler revela que "mientras el Comité Conjunto de Inteligencia deja claro que la inteligencia sobre Irak era esporádica, llena de parches, poca y limitada, el primer ministro dice que era extensa, detallada y autoritaria". Geoffrey Howe, ex ministro conservador, le preguntó a su líder si estaba sugiriendo que el primer ministro les había engañado deliberadamente. "No dudo de que actuó en defensa del interés del país, pero lo que nos dijo fue diferente de lo que la inteligencia le dijo a él", respondió Howard. "Y quiero saber el cómo y el porqué de esa diferencia. Cuando el primer ministro haya contestado a esa pregunta, podré yo contestarle a usted la otra", añadió, acusando así veladamente de no haber actuado de buena fe. "El país recibió una impresión engañosa de lo que dijo la inteligencia", concluyó Howard. "La inteligencia se utilizó para vender una política", remachó después el ex ministro laborista Robin Cook, que dimitió del Gobierno horas antes de que los Comunes votaran a favor de la guerra.

Antes, al abrir el debate, Blair se había ratificado en su decisión de invadir Irak y su opinión de que Sadam Husein constituía un peligro a pesar de que ni han aparecido las armas de destrucción masiva ni se ha confirmado la información de inteligencia que se las atribuía. La ex ministra Clare Short, que dejó el Gobierno varias semanas después de la invasión, le preguntó, a la luz de esos datos: "¿Dónde estaba la urgencia que impedía que [el jefe de los inspectores, Hans] Blix acabara su trabajo? ¡Butler no ratifica esa urgencia!". "Estoy de acuerdo en que hubiera sido mejor dar más tiempo a los inspectores si hubiera habido una resolución que incluyera un ultimátum a Sadam Husein, pero otros países se oponían a ese ultimátum", respondió Blair. "Yo me pregunto quién puede seriamente pensar que Sadam hubiera acatado esa resolución sin un ultimátum".

Con el debate de ayer, Blair espera cerrar por un tiempo el espinoso asunto de Irak. Se especula con un inminente reajuste del Gobierno para encarar la campaña de las elecciones generales, que podría producirse mañana jueves o en septiembre, en vísperas del congreso anual del partido.

Una encuesta de ICM para The Guardian señala que un 56% de británicos cree ahora que la guerra no se justificaba y sólo un 38% la sigue apoyando. Hace dos meses había un virtual empate. La misma encuesta revela que el 31% de los votantes cree que Blair debería dimitir ahora, el 16% cree que debe hacerlo antes de las elecciones y el 30% después. Sólo un 12% cree que debería seguir siendo primer ministro durante la próxima legislatura. El sondeo sigue dando al Partido Laborista como favorito en los próximos comicios, con una intención de voto del 35% frente al 30% de los tories y el 25% para los liberal-demócratas. Pero la intención de voto aumentaría hasta el 41% si el candidato laborista fuera Gordon Brown.

El primer ministro británico, Tony Blair, durante su intervención en la Cámara de los Comunes.
El primer ministro británico, Tony Blair, durante su intervención en la Cámara de los Comunes.EFE

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