Asesinado en Beirut un destacado líder de Hezbolá
Ghaled Awali, un destacado dirigente del grupo chií libanés Hezbolá, murió ayer en Beirut al estallar una bomba colocada en los bajos de su coche. El secretario general de Hezbolá, Hasan Nasrala, atribuyó a Israel la autoría del atentado contra Awali, jefe de Resistencia Islámica, brazo armado del movimiento chií, y clamó venganza por su muerte. Ante los centenares de personas que acudieron a las exequias de Awali, Nasrala aseguró: "El único responsable es el enemigo sionista".
Awali, de 41 años, se subió a las 8.30 (7.30, hora peninsular española) a su coche, estacionado en el barrio de Haret Hraik, uno de los feudos de Hezbolá en Beirut. El vehículo explotó cuando puso el motor en marcha. "Las manos que vamos a cortar son las de los enemigos israelíes", amenazó el líder chií Nasrala ante un auditorio enfurecido que gritaba al unísono: "Muerte a Israel". Nasrala desmintió también las informaciones difundidas en Beirut que sostenían que un grupo radical suní desconocido, Soldados de Damasco, se había atribuido el asesinato de Awali, a quien había acusado de ser un agente de Israel. Este grupo, una escisión de la organización integrista palestina Osbat al Nur, se habría supuestamente formado la pasada semana en el campamento de refugiados palestinos de Ain el Helu, el más grande de Líbano.
Juez asesinado en Israel
Ya por la tarde, el juez israelí Adi Azar fue asesinado cerca de su casa de Tel Aviv. El cuerpo presentaba tres impactos de bala realizados a corta distancia. Varios testigos aseguraron que dos individuos montados en una motocicleta se acercaron a gran velocidad hasta el magistrado y uno de ellos disparó a bocajarro. La noticia provocó importantes reacciones en medios políticos israelíes, ya que se trata del primer juez en la historia del Estado de Israel que resulta asesinado. El primer ministro, Ariel Sharon, se declaró "conmocionado".
En un comunicado, las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, grupo vinculado a la organización política de Yasir Arafat, se atribuyeron el crimen. Según la prensa local, el juez asesinado ordenó recientemente bloquear recursos económicos de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en una demanda contra su Gobierno.
Sin embargo, la policía israelí, que ya desde el primer momento manejaba la hipótesis de que el asesinato pudiera estar relacionado con el crimen organizado, descartó la idea de un atentado de origen palestino. El ministro de Justicia israelí, Tommy Lapid, subrayó esta madrugada que "no hay sospechas de que se trate de un acto terrorista".
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