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La Comisión del 11-S propone agrupar el espionaje de EE UU bajo un mando único

El informe, que se publica el jueves, será extremadamente crítico con la Casa Blanca

El informe final de la Comisión del 11-S, listo para su publicación el jueves, será extremadamente crítico con la Casa Blanca y con el Congreso de Estados Unidos por su incapacidad para detectar la desorganización y las carencias de los distintos servicios de inteligencia de EE UU. En las conclusiones, los 10 miembros de la comisión pedirán una reforma global y profunda del espionaje norteamericano, que incluya la creación de una nueva superagencia de investigación antiterrorista dirigida quizá por un responsable único con rango de secretario (ministro) en el Gobierno.

El documento detallará los errores cometidos por la CIA y el FBI en los meses anteriores al 11-S. La redacción definitiva del informe sugiere que los atentados pudieron haberse evitado si las distintas agencias de inteligencia hubieran estado coordinadas y con capacidad para cruzar los datos disponibles.

De llevarse a cabo la reorganización de los servicios secretos que plantea la Comisión del 11-S, ésta se convertiría en la mayor revolución interna desde la creación de la Agencia Central de Inteligencia tras el final de la II Guerra Mundial.

El jueves por la mañana, el informe final de la comisión independiente que ha investigado los atentados del 11-S será simultáneamente distribuido en el Congreso de Estados Unidos, puesto a la venta en las librerías y colgado en Internet para su consulta por la ciudadanía. Las más de 600 páginas están en la imprenta, lo que ha facilitado algunas filtraciones.

La comisión se formó en el año 2002 y está compuesta por 10 miembros de tendencias políticas diversas, en su mayoría juristas, académicos y antiguos políticos. Han entrevistado a más de 1.000 testigos (incluidos el presidente, George W. Bush, y el vicepresidente, Dick Cheney) y han revisado más de dos millones de documentos, la mayoría de ellos confidenciales.

En las conclusiones, la comisión recomienda la creación de un responsable único de la inteligencia de Estados Unidos con rango de secretario (ministro). De esa persona dependerían no sólo los actuales CIA y FBI, sino las otras 13 agencias de investigación para la inteligencia repartidas por diferentes departamentos, entre ellas la poderosa Oficina de Inteligencia del Pentágono y la ultrasecreta Agencia de Seguridad Nacional.

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Aunque la Casa Blanca se ha mostrado abierta a estudiar cualquier sugerencia de reorganización planteada por la comisión, el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, se opone firmemente a la creación de un nuevo puesto ministerial. Tiene una razón para ello: el Pentágono recibe el 80% del presupuesto anual dedicado a los diferentes servicios de inteligencia. El director accidental de la CIA, John McLaughlin, también rechaza la idea, "porque sólo serviría para crear más niveles de mando y burocracia".

La propuesta de la comisión implica una pérdida de poder real y de influencia del director de la CIA, que dejaría de ser la fuente directa de información del presidente de Estados Unidos. El nuevo secretario de Inteligencia asumiría ese papel.

Bush todavía medita sobre la conveniencia de nombrar un nuevo director de la CIA antes de las elecciones del 2 de noviembre o posponerlo para después de la cita electoral.

El candidato del Partido Demócrata, John Kerry, ha defendido una profunda reorganización que incluya la creación de un zar de la inteligencia estadounidense. También ha pedido más presupuesto y que los cambios incluyan al FBI, la agencia encargada de las investigaciones dentro de Estados Unidos.

Hace unos días, el comité de inteligencia del Senado acusó a la CIA de proporcionar valoraciones falsas sobre el grado de amenaza real que representaban las supuestas armas de destrucción masiva de Sadam Husein. Los demócratas creen que la CIA dio a la Casa Blanca lo que la Casa Blanca quería escuchar. Para Bush, la culpabilidad de la agencia -más ahora, con su director, George Tenet, dimitido- es una válvula de escape para justificar sus errores. Ese comité celebrará varias sesiones a partir de la semana próxima para analizar las reformas.

El informe también culpa al Congreso por no haber establecido mecanismos de supervisión de los servicios de inteligencia que pudieran haber servido para detectar la falta de colaboración entre las agencias. El documento será muy revelador en el capítulo de errores, hasta el punto de enumerar una por una las pistas que el FBI o la CIA dejaron pasar sin mayor atención.

Altos mandos militares de EE UU juran antes de declarar ante la comisión del 11-S el 17 de junio.
Altos mandos militares de EE UU juran antes de declarar ante la comisión del 11-S el 17 de junio.REUTERS

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