Sevilla: ¿Marginada?

Leo con estupor y sorpresa las noticias de los últimos días que hablan de una posible marginación de Sevilla en diferentes conceptos, entre otros, las obras públicas e infraestructuras. Para un ciudadano de Granada o del resto de las provincias, este tipo de noticias producen amargura e indignación. Sevilla, una ciudad a la que el AVE llegó en 1992, desde hace muchos años con conexión radial por autovías con Huelva, Granada, Málaga, Córdoba y autopista a Cádiz, con un buen aeropuerto... Una ciudad que ha recibido inversiones de todo tipo, que ha centralizado numerosos centros de la Administración, que tendrá un buen metro (no como Granada), con salas del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía y un sinfín de aspectos en los que ha salido beneficiada que no cabrían en esta carta.

Por el contrario, una ciudad como Granada en la que el AVE... (mejor no hablar), trenes que tardan horas y horas a Madrid, sin conexión con el Levante. Esperando unas soñadas autovías Granada-Motril y Nerja-Adra desde finales de los ochenta. Una ciudad colapsada al tráfico y al desarrollo por ausencia de la segunda ronda y del metro ¿ligero? que tendrá (antes de la siguiente glaciación) un trazado barato e inconcebible, por mucho que los peritos de la Universidad opinen. Un campus de la Salud muy retrasado desde que se habló de su creación, perdiendo centros de diferentes administraciones. Un campeonato de esquí de 1996 que durante años nos lo "ha descontado" la Junta en los presupuestos y un sin fin de retrasos más. De otras ciudades andaluzas ni hablar.

Siendo optimista y pensando en el futuro, no hay nada que hacer. Los políticos locales siempre querrán estar en la foto y nunca lucharán por su provincia a costa de enemistarse con Sevilla o Madrid. A pesar de sus defectos, ¡cómo echamos de menos actitudes como la del alcalde Antonio Jara en su lucha por la ciudad y su provincia¡ En mi opinión, Andalucía debió dividirse en dos o, como solución menor, poner la capital en Antequera (a lo que se negaron los políticos sevillanos). Esto ha sido una buena solución en Extremadura, País Vasco y Galicia que, al elegir ciudades pequeñas como capitales, evitaron el feroz centralismo que sentimos los demás miembros de las provincias andaluzas. Realmente Andalucía así, no nos sirve ni la queremos.