Más deprisa, más eficiente
Ayer se repitió la imagen de los últimos Tours. Delante, Armstrong, con su altísima cadencia, de más de 90 vueltas de pedal, o revoluciones por minuto (rpm). Aparentemente cómodo, movía las piernas con agilidad y elegancia. Detrás, sus rivales, como Ullrich, se retorcían sobre la bici, martilleando los pedales a menos de 70 rpm. Además de ser el mejor, Armstrong parece ser más inteligente. Los estudios avalan que la altísima cadencia de pedaleo a la que sube los puertos, muy infrecuente en el mundo del ciclismo hasta que ganó su primer Tour, es la mejor elección posible.
La velocidad a la que rueda un ciclista depende principalmente de la potencia que desarrolla en sus pedaladas. La potencia de cada uno depende de la combinación entre su cadencia y su desarrollo. (El desarrollo, algo así como las marchas de un coche, es la relación entre el número de dientes en el plato y en los piñones). Se puede subir a la misma velocidad con cadencias altas, de 90 rpm, y con desarrollos cortos, que permiten un avance de cuatro metros por pedalada, que pedaleando a sólo 60 rpm, pero moviendo desarrollos más largos, que permiten un avance de seis metros. Eso sí, a más largo desarrollo, más fuerza tienen que hacer los músculos.
A potencias bajas, de menos de 300 vatios, parece que las cadencias bajas, de 60 o 70 rpm, son más eficientes, exigen un menor gasto de energía. La frecuencia cardiaca y el ritmo respiratorio no se disparan tanto si las piernas se mueven despacio. Muchas personas son capaces de desarrollar tales potencias, y posiblemente se sientan más cómodos con cadencias bajas. Pero la cosa cambia en el ciclismo profesional. Y no digamos en los grandes puertos, que los mejores son capaces de subir a 20 o más km/h, desarrollando potencias medias muy elevadas, de más de 400 vatios.
Por encima de 400 vatios, recurrir a cadencias bajas, de menos de 70 rpm, y a desarrollos durísimos, tiene riesgos: en cada pedalada, las piernas han de generar mucha fuerza, unos 500 Newtons. Menudo desgaste para los músculos, después de casi 3.000 pedaladas para coronar un puerto como Plateau de Beille. Y no sólo para los músculos de los muslos. También trabajan más los glúteos y lumbares, con el consiguiente despilfarro de energía.
Alejandro Lucía es catedrático de la Universidad Europea de Madrid.
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