Eduardo Milewicz prepara "una comedia totalmente madrileña"

Las protagonistas son tres pedazos de actrices, pero no puedo dar nombres todavía", dice enigmático el director y guionista argentino Eduardo Milewicz (La vida según Muriel y Un tipo corriente) al hablar de Tres mujeres -"el nombre es provisorio", aclara-, su tercer largometraje, "una comedia totalmente madrileña" que comenzará a rodar el próximo noviembre. Entre tanto, actividades no le faltan: hoy participa en la Universidad de Córdoba, dentro del ciclo Un verano de guión, en una mesa redonda y en un coloquio sobre su segunda película.

Volviendo a la tercera, anticipa: "La historia es refrescante, algo así como una celebración de la apariencia y del disfraz". Milewicz (Buenos Aires, 1958) ha sido señalado por la crítica bonaerense, junto a Juan José Campanella (El hijo de la novia), como uno de los directores más clásicos del nuevo cine argentino. Algo con lo que él está de acuerdo a medias: "Juan es muy maduro, tiene un estilo definido. Mi cine está buscando su voz".

Las protagonistas de Tres mujeres no pueden ser más diferentes: "Una de ellas es vidente en el Retiro; la otra, esthéticienne, ese oficio raro que incluye ser desde depiladora hasta asesora de imagen, y la tercera es una aristócrata venida a menos, con el mandato de ser especial, sin saber en qué consiste eso".

Además de esas tres señoras, por ahora innombrables, el director anuncia otro personaje: "Una casa, lo que significa y cuesta tener techo en Madrid." Milewicz vive entre España y Argentina desde hace un año y tres meses ("vine porque me enamoré de una española"), así que no niega cierto tinte "autobiográfico" en ese costado de la historia. El guión ha sido escrito a dúo por la española Carmen López Arias y el brasileño Marcos Bernstein (autor de Estación Central).

Preguntar por la felicidad

Con este filme, producido por Columbia, Milewicz retoma "la exploración de la insatisfacción", un tema que aparecía en los anteriores (baste recordar el personaje de Ricardo Darín en Un tipo corriente, un humorista fóbico e inminente cuarentón, atrapado en una relación amorosa que roza temperaturas bajo cero, cuando es arrollado por el acorazado Angie Cepeda). "Me gustan los personajes vivos y un poquito insatisfechos", dice, "los seres que tienen sueños por cumplir". Ese territorio, afirma, se indaga mejor desde la sonrisa: "Una buena comedia te plantea siempre una pregunta por la felicidad y su final se relaciona con la posibilidad, cierta o no, de conseguirla. El género me atrapa y quiero seguir investigando".

Miembro fundador del Festival de Cine Independiente que Buenos Aires celebra desde 2000, Milewicz cree que éste es "un muy buen momento de diálogo cultural entre España y Argentina" y precisa intercambios posibles: "Lo nuestro es construir. Allá, si te dejás estar, morís. No hay levedad. Aquí valoran ese hambre narrativo. Nosotros aprendemos de España la serenidad, la no reacción."

En Madrid dicta un seminario de interpretación en La Base, un espacio de entrenamiento teatral (www.labasedeteatro.com). De su experiencia como docente a dos orillas Milewicz ha sacado conclusiones casi sociológicas: "¿Las trabas de los actores argentinos? La intelectualización es muy grande. Son rebeldes y valoran mucho la transgresión, que en sí misma no es un valor estético. Los españoles, en cambio, son muy correctos, les cuesta descentrarse. Ésta es una generalización y lo único interesante, se sabe, son las excepciones".