"La gente no entiende la importancia de la Eurocámara"
El ministro de Asuntos Exteriores húngaro, Laszlo Kovacs, no ve una división entre una vieja y nueva Europa. Sólo cree en una Europa "unida". Apenas 15 años después de la caída del Muro de Berlín, su país acaba de entrar en la Unión Europea, junto a otros siete Estados del antiguo bloque comunista. De paso por Madrid, donde participó en una conferencia del Foro Nueva Economía antes de recibir a EL PAÍS, Kovacs, de 65 años, asegura que el camino no termina ahí. "Hoy, legalmente formamos parte de la UE, pero en términos prácticos, para estar realmente dentro, necesitamos todavía unos años de ajustes".
El Gobierno húngaro, formado por socialistas -partido dirigido por Kovacs- y liberales, se muestra satisfecho con la nueva Constitución europea. El texto acordado el 18 de junio recoge las principales aspiraciones de Budapest. La Carta Magna respeta el principio de igualdad entre Estados miembros, manteniendo, por ejemplo, un comisario por país hasta 2014; y un gran número de temas se aprobarán por mayoría cualificada en vez de por unanimidad, "lo que hará la UE más eficiente", afirma. Además, añade, "logramos introducir en la Constitución un tema específico de Hungría: la protección de las minorías". A consecuencia del desmembramiento del Imperio Austro-Húngaro al final de la I Guerra Mundial, más de 3 millones de magiares viven hoy en los países vecinos. La construcción europea es una oportunidad para resolver el problema de estas minorías. "Eslovaquia y Eslovenia ya están en la UE, Rumania y Croacia están en camino. Esto favorecerá la unificación de la nación húngara sin necesidad de cambiar las fronteras, porque las fronteras habrán desaparecido", afirma. El Gobierno de Budapest no tiene previsto organizar un referéndum sobre la Constitución europea, que será ratificada por el Parlamento. "Ya hemos celebrado un referéndum sobre la adhesión", explica Kovacs.
Al mes de entrar en la Unión, los nuevos socios del Este demostraron un inesperado desinterés por las instituciones de Bruselas, con tasas de participación en las elecciones europeas por los suelos. En Hungría, sólo un 38% de los votantes acudieron a las urnas. Cabeza de lista del partido socialista en estos comicios, Kovacs explica esta apatía por la falta de información de los ciudadanos. "La gente no sabe lo suficiente de la UE, no entiende la importancia de las decisiones que se toman en el Parlamento Europeo". Además de la preocupante tasa de participación, el Gobierno salió derrotado de las elecciones. El representante de Exteriores subraya que la derrota no fue tan clara y considera el resultado como "un aviso a mitad de mandato". El Ejecutivo no está en crisis, asegura.
El primer ministro húngaro, Peter Medgyessy, fue uno de los firmantes de la famosa carta de los ocho, impulsada por José María Aznar en enero de 2003 en defensa del vínculo transatlántico. La iniciativa fue el detonador de una profunda crisis en la UE en vísperas de la guerra de Irak. Hungría participa, además, en la fuerza multinacional en Irak con un contingente de 300 hombres. Kovacs afirma, sin embargo, que su Gobierno siempre defendió "una solución multilateral, con la participación de Naciones Unidas". "Quiero dejar bien claro que no participamos en la guerra". Los soldados húngaros, subraya, llegaron después del fin oficial de las hostilidades, y sus tareas se limitan al transporte de la ayuda humanitaria y a la reconstrucción. La misión aprobada por el Parlamento termina a fin de año. "Luego, veremos, todavía nos queda tiempo", dice el ministro.
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