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Tribuna:FÓRUM DE BARCELONA | Opinión
Tribuna
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Pequeñas cantidades de dinero

En la década de 1970 un profesor de economía bangladesí, Muhammad Yunus, inició un pequeño experimento en una aldea deprimida cercana a su Universidad. Su intención era buscar la mejor forma de ayudar a sus habitantes. Entrevistando a varias personas, se dio cuenta de que en la mayoría de los casos, cada problema individual se podía solucionar con pequeñas cantidades de dinero. En efecto, al tener los habitantes de esta aldea escasos recursos, todas sus iniciativas económicas dependían de pequeños préstamos. Sin acceso a servicios financieros formales, tenían que acudir a prestamistas locales que con sus elevados intereses mantenían la situación de dependencia llevándose gran parte de los beneficios de cada actividad.

El profesor Yunus decidió prestar a estas personas dinero propio y comprobó que frente a la creencia establecida, todo el mundo le devolvía su dinero. A partir de ese momento inicia su lucha para ofrecer servicios financieros (microcréditos) a los más desfavorecidos culminando con la creación del Banco Grameen en los años ochenta. En la actualidad, desde este banco se ofrecen servicios financieros a tres millones de clientes (95% mujeres) en zonas rurales. Muchos de los clientes del banco se convierten en sus propietarios, siendo éstos sus mayores accionistas. En el año 2003 el Banco Grameen obtuvo 60 millones de dólares de beneficio, cantidad que se está reinvirtiendo en nuevos proyectos. El banco ofrece todo tipo de servicios, como becas de estudio, seguros médicos, telefonía móvil y células solares, siempre con el objetivo de luchar contra la pobreza en las zonas rurales de Bangladesh.

Hoy en día, el microcrédito se ha extendido como herramienta para luchar contra la pobreza por todo el mundo. Existen diversas modalidades y metodologías para ofrecerlo pero todas tienen en común ofrecer pequeños créditos a proyectos económicos a las personas sin acceso a la banca formal. En el año 1997 se inició bajo el auspicio de Naciones Unidas la Campaña Mundial del Microcrédito con el objetivo principal de alcanzar para el año 2005, Año Internacional del Microcrédito, la cantidad de 100 millones de beneficiarios (con ingresos inferiores a un dólar diario). Miles de entidades y agencias de microcrédito entregan a la campaña sus datos, que son posteriormente auditados. El objetivo de la campaña no es únicamente alcanzar a 100 millones de beneficiarios sino que se haga de forma sostenible y rigurosa.

A un año de finalización de la campaña los resultados comprobados del año 2002 nos dicen que hay unos 67 millones de clientes de microcrédito en el mundo. De éstos, unos 41 millones son de los más pobres. Sin embargo, el crecimiento de implantación de instituciones microcrediticias en el mundo es desigual. En Asia se calcula que hay un 35% de alcance sobre la población neta, siendo Bangladesh el país con mayor éxito al contar con el 75%. América Central, América del Sur y el Caribe sólo tienen el 8%, y África y Oriente Medio, el 6%.

A pesar de los prometedores resultados de la Campaña Mundial del Microcrédito y otras iniciativas, en la actualidad hay más 1.000 millones de personas que subsisten con menos de un dólar al día. Para hacer frente a este problema, en la cumbre del Milenio de Naciones Unidas se perfilaron los Objetivos de Desarrollo del Milenio (Millenium Development Goals-MDG) estableciendo como prioridades de todos los gobiernos la reducción de la pobreza, el hambre, la enfermedad, la discriminación contra las mujeres, el analfabetismo y la degradación medioambiental para el año 2015. Uno de los objetivos del Millenium Development Goals es reducir en un 50% para el año 2015 el número de personas que viven con menos de un dólar al día.

El microcrédito es un sistema eficaz para reducir el número de personas con ingresos inferiores a esta cifra. Estudios independientes realizados en Bangladesh demuestran que el 5% de sus clientes salen cada año de la pobreza. Paradójicamente, el apoyo al microcrédito dentro de los programas de la organización internacionales y multilaterales es muy escaso.

En el díalogo Pobreza, microcrédito y desarrollo social (que se desarrollará entre hoy y el próximo día 18) numerosos especialistas del microcrédito y otros sectores van a debatir diversos aspectos relacionados con la lucha contra la pobreza. El objetivo es alcanzar unos puntos básicos de acuerdo para coordinar esfuerzos y lograr mejores resultados durante la próxima década en la lucha contra la pobreza. Durante estos cuatro días se analizarán las siguientes preguntas: ¿es el microcrédito una herramienta eficaz para promover el desarrollo? ¿Cómo afecta a la vida de los beneficiarios? ¿Cuál es su impacto? ¿Cómo se pueden mejorar y extender sus beneficios? ¿Cuál es la relación con otros aspectos del desarrollo, como la educación y la salud? ¿Cómo se puede favorecer la lucha contra la pobreza en América Latina y África, así como extender el microcrédito en estas regiones? ¿Se puede hacer microcrédito en países desarrollados? ¿Debería haber un derecho al crédito? Por último, ¿cómo pueden las microfinanzas ayudar a alcanzar los objetivos de desarrollo del milenio y contribuir a erradicar la pobreza?

Antonio Vallejo-Nágera Deroulede es coordinador del diálogo Pobreza, microcrédito y desarrollo social.

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