Barroso: "Odio la arrogancia de EE UU, pero necesitamos cooperar"
José Borrell será presidente del Parlamento Europeo hasta 2006
El ex primer ministro de Portugal y candidato a presidir la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, inició ayer un maratón parlamentario en busca de los votos necesarios en la Eurocámara para ser ratificado en el cargo. Socialistas, Verdes y el grupo Izquierda Unitaria sometieron a duros interrogatorios al candidato, que defendió su dura política económica y su apoyo a la guerra de Irak.
Barroso se declaró a favor del liderazgo europeo en medio ambiente y declaró su prioridad por la Europa social. "No se dejen llevar por los prejuicios. Muchas cosas de las que se han dicho de mi perfil son una caricatura", aconsejó a los eurodiputados.
Los grupos políticos de la izquierda del Parlamento Europeo plantearon a Barroso todos los recelos que su perfil conservador les provoca para presidir la Comisión. El presidente de los socialistas, el danés Poul Nyrup Rasmussen, le dijo que en su grupo hay "escepticismo" a la hora de votarle y le criticó por los duros recortes impuestos por su política económica de los dos últimos años. "Heredé una situación muy difícil", se defendió Barroso, "obligado por el Pacto de Estabilidad" que entonces imponía el comisario europeo Pedro Solbes, un socialista, recordó.
Sobre su apoyo a la invasión de Irak, Barroso advirtió que no le gusta la guerra -"fue la decisión más difícil de mi vida"-, pero no podía quedar al margen "si hay una guerra entre un aliado y un régimen como el de Sadam". Repitió una y otra vez que en Europa había y hay división al respecto, pero que intentará a toda costa cerrar las heridas como presidente de la Comisión.
En distintas fases de sus intervenciones, argumentó así su actitud: "He tenido y tengo opiniones políticas. Yo soy un político. Me he mojado. ¿Queremos al frente de la Comisión a un burócrata, a un tecnócrata o a un político que asuma riesgos? Soy reformador, de centro. Nunca he sido de derechas. Sí de extrema izquierda cuando era joven. Conozco su resistencia a mi perfil político, pero no tengan prejuicios sobre mí. Soy un europeo convencido y colaboré, como secretario de Estado y ministro, con socialistas como Delors, Mitterrand o Felipe González".
En inglés y francés, y algunas veces en portugués, Barroso desplegó ayer toda su capacidad de seducción frente a eurodiputados que le son adversos. Reclamó para Europa mantener su liderazgo en medio ambiente y en la búsqueda de la ratificación del Protocolo de Kioto, pidió el apoyo de los socialistas para poder plantar cara a veces a los Gobiernos y llamó tacaños a los países que quieren limitar el presupuesto de la Unión al 1% del PIB (Francia, Alemania, Suecia, Austria, Holanda y Reino Unido firmaron una carta en este sentido).
Barroso se mostró partidario, "a título personal", de la entrada de Turquía en la UE y deploró la pena de muerte. Sobre la relación con Estados Unidos fue explícito: "Odio la arrogancia, odio el militarismo. No me gusta el unilateralismo, pero está en el interés de Europa intentar tener una relación constructiva con EE UU". Barroso comparece hoy ante el grupo popular y el de los liberales, más afines con su ideología, y el próximo jueves 22, en el pleno de Estrasburgo, hará una declaración oficial ante la Eurocámara que después votará su investidura, una vez que los Gobiernos de la UE le nombraron candidato a presidir la Comisión. El voto, secreto, del Parlamento es preceptivo, aunque Barroso podrá ser nombrado siempre que obtenga mayoría simple.
Los dos grupos más importantes, el popular (279 escaños, aunque todavía puede haber cambios en las cifras) y el socialista (199), suscribieron ayer el acuerdo de apoyar mutuamente a sus candidatos para presidir el Parlamento en esta legislatura. La primera parte, por tanto, la presidirá el socialista José Borrell (hasta diciembre de 2006), y la segunda, el conservador alemán Jans-Gert Poettering. Ambos grupos aseguran que su pacto se limita a este puesto parlamentario y que no incluye al presidente de la Comisión. Los socialistas dijeron ayer que hasta la próxima semana no desvelarán el sentido de su voto respecto a Barroso.
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