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Reportaje:LOS PROBLEMAS DE LOS INMIGRANTES

Un padre blanco con claroscuros

Isidoro Macías desarrolla una controvertida labor al frente de un albergue para madres inmigrantes en Algeciras (Cádiz)

Tereixa Constenla

Isidoro Macías, a sus 59 años, puede presumir de ser uno de los escasísimos españoles -a saber si el único- que ha podido enmarcar una portada de la revista Time ilustrada con su imagen. En la fotografía, el superior de los hermanos franciscanos de la Cruz Blanca de Algeciras (Cádiz) sonríe casi imperceptiblemente con un bebé negro en brazos mientras el agua le moja la parte inferior del hábito.

Un enlace desde su página web (www.padrepatera.org), patrocinada por Ausbanc, conduce hasta el artículo sobre el religioso, denominado en el texto "el apóstol del Estrecho", además de con el archisabido sobrenombre de "padre Pateras". En realidad, las mujeres que acoge en el albergue que gestiona en Algeciras le dicen "papa Isidoro", la referencia que figura entre las escasas pertenencias que portan algunas de estas mujeres que desembarcan en el litoral gaditano. Una editorial prepara una biografía sobre este personaje de claroscuros, ensalzado por unos y cuestionado por otros.

Cinco nigerianas con bebés o embarazadas estrenaron el albergue a finales de 1999. Hasta allí han llegado mujeres, por iniciativa propia o derivadas desde el hospital algecireño, la policía o la Guardia Civil. Desde entonces, más de un centenar de inmigrantes gestantes han pasado por las instalaciones, que carece de subvenciones públicas -sólo recibió una de 4.200 euros de la Junta de Andalucía en el año 2000- y se financia gracias a las aportaciones voluntarias y donativos. Por eso Isidoro Macías siempre está disponible para acudir a un plató de televisión o mostrar a la prensa el albergue, que necesita alrededor de 12.000 euros al mes para cubrir los gastos corrientes, además de comprar ropa y comida para las personas alojadas, según los cálculos del religioso.

La gestión del dinero es uno de los aspectos de su labor cuestionado en algunos ámbitos, aunque nadie suscribe las críticas con nombre y apellidos. El religioso asegura que rinde cuentas de los donativos y los gastos a su orden religiosa todos los meses. "Si yo tuviera tanto dinero como dicen, no tendría parada la obra", esgrime en alusión al albergue para personas sin techo, paralizado en Algeciras por falta de fondos. "La envidia es muy grande, que suene la Cruz Blanca y el padre Pateras molesta a mucha gente", suelta. "Tengo mucha gente que no me quiere", concluye con una sonrisa.

Desde luego, Macías, que nació en San Telmo (Huelva), es un religioso singular, que se carcajea cuando revive informaciones televisivas que recogían el singular desembarco de inmigrantes en una playa nudista de Caños de Meca seguidas de la estampa del franciscano arropando a bebés y mujeres. El fraile a continuación de los nudistas. El recuerdo le arranca una cascada de risas estentóreas.

El trato a las inmigrantes alojadas en el albergue también sorprende a los extraños, que asisten con incredulidad a algunos comentarios desdeñosos de Macías hacia las mujeres, a las que reprocha la suciedad del lugar y otros hábitos. "Todas han venido con mafias, con deudas que tienen que pagar porque si no las matan", expone.

El franciscano ha sido postulado como candidato a un galardón de los premios Príncipe de Asturias, pero en cuanto la noticia se extendió por el Campo de Gibraltar también corrieron los mensajes de protesta. El propio protagonista lo explica: "Es una propuesta del club Rotary, pero ya han llegado cartas en contra". La polvareda levantada tras la investigación de las supuestas adopciones irregulares salpicó a Isidoro Macías, que había alojado a algunos de los progenitores y bebés indagados. Rechaza comentar nada relativo a esos casos, aunque confiesa que ha recibido visitas de personas que le pedían "niños". "El lema mío es que si alguien quiere al niño se tiene que llevar a la madre", tercia.

El descenso en el desembarco de pateras también se observa en la ocupación del hogar de los hermanos de la Cruz Blanca, que sólo acoge en la actualidad a cuatro mujeres con sus hijos. Una de ellas es Faith Odaro, de 20 años, que llegó hace un año a Algeciras embarazada de siete meses. La nigeriana recoge trastos y limpia mientras su pequeño trastabilla con los andares bamboleantes típicos de quien da sus primeros pasos. "Mi marido se quedó en mi país, yo quiero permiso para trabajar, tener dinero para pagar una guardería y cuidar a mi hijo", dice con el semblante harto de quien ha repetido el mismo discurso a otros periodistas: "¿Tú puedes ayudar? Llevo un año aquí, sólo comer y dormir".

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Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Portugal desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera de temas sociales en Andalucía en EL PAÍS y en el diario IDEAL. Es autora de 'Cuaderno de urgencias', un libro de amor y duelo, y 'Abril es un país', sobre la Revolución de los Claveles.

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