"Hubo quejas que primero se ignoraron y luego se ocultaron"
"Me ha preguntado si el avión debió salir de Ucrania. Rotundamente no. El Yak-42 incumplía gravísimamente la normativa, al no funcionar el registrador de voz en cabina", le contestó el ministro de Defensa a la diputada socialista Carmen Sánchez. Ya se sabía que una de las cajas negras, la llamada VCR, no funcionaba en el momento del siniestro. Lo que ayer reveló Bono es desde cuándo estaba estropeada: el 11 de abril, un mes y medio antes de que se estrellara.
No fue ésa la única norma incumplida. El plan de vuelo preveía una escala en Manás (Kirguizistán) de hora y media, pero este programa resultaba inviable, pues dicho aeropuerto permanecía cerrado, como era público y notorio, de las 14.00 a las 20.00, lo que obligó a una parada imprevista de más de seis horas que prolongó el periodo de actividad de las tripulaciones hasta un total de 23 horas y 26 minutos, vulnerando así la legislación internacional. "La fatiga del piloto estaba acreditada", sentenció Bono.
Ucrania todavía no ha explicado, agregó el ministro, quién iba a los mandos del avión en el momento del siniestro: si el comandante, que nunca había aterrizado en Trabzon, o su ayudante, un ingeniero inexperto.
Los papeles del Yak-42, prosiguió, "parecían en regla", pero nadie los revisó y, como consecuencia de ello, en la cadena de subcontrataciones se volatilizó el seguro de 75.000 dólares que España había contratado por pasajero.
En contra de lo que dijo repetidamente Trillo en el Congreso, Bono contestó ayer con un rotundo sí a la pregunta de si había quejas previas al accidente contra los aviones ex soviéticos. Un total de 16. Entre ellas, un informe del servicio de Inteligencia del Ejército de Tierra que llegó al Ministerio de Defensa casi un mes antes del siniestro, en el que se advertía del alto riesgo que suponían ese tipo de vuelos.
"¿Cuántas inspecciones se hicieron y cuántos expedientes se levantaron por esas quejas?", se preguntó Bono. "Ninguno", contestó. "Hubo advertencias sobre la inseguridad [de los vuelos] que primero se ignoraron y después se ocultaron", concluyó.
El ministro anunció que una ley indemnizará a los 108 muertos en operaciones en el extranjero con una cantidad equivalente a la que reciben las víctimas del terrorismo (unos 140.000 euros), así como la erección de un monumento en Madrid que sirva de mausoleo para las víctimas del Yak-42, si así lo aceptan las familias.
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