Sanidad confía a los médicos la primera detección del maltrato
Una guía establece protocolos de diagnóstico y prevención
Los médicos de atención primaria son, la mayoría de las veces, los primeros que tratan con mujeres víctimas de violencia por parte de sus parejas. Por eso su papel y formación debe reforzarse, según coincidieron ayer la ministra de Sanidad, Elena Salgado, y representantes de la Organización Médica Colegial (OMC). En España un 14% de las mujeres sufre algún tipo de maltrato, dijo Salgado, pero muchas lo ignoran u ocultan.
La magnitud de la violencia contra las mujeres por parte de sus maridos, novios o ex parejas "asombra", dijo Salgado, "pero es difícil de evaluar". Los datos oscilan entre el 10% y el 50% según qué criterios se empleen, afirmó Miguel Lorente, coautor de la guía El abordaje en situaciones de violencia de género, promovida por la OMC como parte de su política de buenas prácticas clínicas.
Lorente defendió la necesidad de tratar el fenómeno como un problema de salud, e ilustró este enfoque con otros dos datos: entre el 11% y el 30% de las lesiones de mujeres que se tratan en urgencias se debe a una agresión de este tipo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la violencia machista es la causa del 68% de los fallecimientos de mujeres en el mundo. Las agresiones son la tercera causa de pérdida de años de vida saludables entre la población femenina del planeta, por detrás de la diabetes y las complicaciones en el parto, pero por delante de la cardiopatía isquémica y de los accidentes de tráfico, destacó Lorente.
"El médico de familia puede ser clave para detectar los factores de riesgo y lanzar las señales de alarma al resto de los agentes sociales", afirmó el presidente de la OMC, Guillermo Sierra. "Es el primer profesional cualificado al que acude la mujer sobre la que se ha realizado un acto de violencia", añadió.
Sierra reconoció que con este documento se intenta ayudar a los médicos a cumplir con su tarea de promotores de la salud pública, pero también admitió que se trata de una exigencia que recargaba a unos profesionales "quemados y desmotivados por la masificación de las consultas, por la falta de tiempo y espacio que permita una comunicación más fluida entre médico y paciente".
La guía, que ha sido patrocinada conjuntamente por el Ministerio de Sanidad y la OMC y que ha sido coordinada por Lorente y Francisco Toquero de la Torre, diferencia el maltrato (una situación continuada en la que la mujer es agredida psicológicamente, se la insulta y se le imponen condiciones que restringen su libertad, por ejemplo) de la agresión (el ataque físico producido en un momento concreto).
Su objetivo es ayudar a los médicos de atención primaria a detectar los síntomas y coordinar sus actuaciones con otros agentes sociales para prevenir las situaciones. Así, entre otras sugerencias, da una serie de preguntas "directas" o "indirectas" (su uso depende del conocimiento y confianza que tenga el médico del paciente) o indica que en caso de malos tratos, si la mujer tiene hijos, debe ser informado el pediatra que los atiende, pues no es infrecuente que el maltratador ataque también a los pequeños.
El principal problema para prevenir la violencia es que la mujer muchas veces no reconoce o admite que la está sufriendo, explicó Salgado. Muchas veces se trata de "síntomas inespecíficos, pero repetidos y continuados", sin que la mujer quiera "confesar que está siendo víctima de malos tratos", afirmó la ministra.
Entre las posibles pistas, Lorente apuntó que situaciones como padecer injustificadamente dolor crónico, alteraciones neurológicas, mareos, hipertensión problemas gastrointestinales o incluso resfriados pueden ser síntomas de que existe algún tipo de malos tratos, tanto físicos como psicológicos. También es frecuente que la mujer -convencida de que no tiene ningún valor como persona- descuide su aspecto y su cuidado.
El texto también aconseja que en estos casos se extremen las precauciones a la hora de redactar las historias clínicas y los partes de lesiones. El objetivo, según Salgado, es evitar la "dispersión" de la información, lo que puede suponer un retraso en el diagnóstico y en la prevención. La ministra ligó la guía con el protocolo de actuaciones contra la violencia sobre las mujeres que ha encargado a una comisión del Consejo Interterritorial de Salud, y que deberá verse en septiembre.
Contra lo invisible
"La violencia contra las mujeres es un proceso de tiempo, no un acto aislado; normalizado e invisibilizado, construido socialmente y que tiene repercusiones sobre la salud", en palabras de Consuelo Ruiz-Jarabo, una médico que desde su experiencia en el día a día y con la ayuda de algunas compañeras acaba de publicar La violencia contra las mujeres. Prevención y detección (Ediciones Díaz de Santos).
El libro tiene un objetivo claro: "la formación de los y las profesionales", pero también insiste en aspectos como la necesidad de acudir al juez cuando una mujer que es atendida presenta síntomas de agresión. Uno de los capítulos desmonta los mitos sobre el maltrato. La conclusión es tajante: Los agresores "no son enfermos", y los ataques "no son un asunto privado".
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