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Alcarràs, saturado

Alcarràs (Segrià) continúa recibiendo cada día a más sin papeles que llegan con la esperanza de encontrar trabajo en la campaña de recolección de la fruta. La situación, lejos de mejorar, empeora, y desde ayer ya hay dos lugares de acampada. Los servicios municipales están volcados desde hace dos semanas en la atención humanitaria de las más de 300 personas que están repartidas entre los dos campamentos levantados en las afueras de la población, donde las condiciones de vida son muy precarias.

El alcalde de Alcarràs, el convergente Gerard Serra, ha manifestado que, al finalizar la campaña de la fruta, tiene previsto facturar al Gobierno central los gastos que genere la atención a los inmigrantes que hay en el municipio. "Se comprometió a ayudarnos en todo aquello que necesitáramos y no podemos desaprovechar el ofrecimiento porque el Ayuntamiento no tiene competencias ni recursos suficientes para resolver el problema", señaló Serra. De momento, el consistorio ya ha destinado 12.000 euros en servicios sociales, una cantidad que irá en aumento si no cesa el goteo de inmigrantes.

Los últimos que han llegado a Alcarràs han levantado un segundo campamento en una antigua granja abandonada. Son una veintena de personas que no tienen la situación regularizada y, por tanto, tampoco tendrán posibilidades de trabajar en el campo. Su dieta es invariable y escasa: harina, agua y un poco de aceite. El municipio les reparte una vez por semana lotes de comida, ropa y productos de limpieza.

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