La Maison de la Catalogne renace tras irregularidades en su gestión
El centro de la Generalitat ha pasado de tener pérdidas a autofinanciarse
La Maison de la Catalogne, la embajada catalana en Francia, ha tenido dos vidas. El centro, inaugurado en 1998 para la promoción turística y gastronómica de Cataluña, ha pasado de ser un nido de irregularidades a una de las instituciones de referencia en París. En 2002, acumulaba pérdidas de 3,6 millones de euros, pese a una subvención trimestral de 180.000 euros. Un años después, ya se autofinanciaba.
Cuando en febrero de 2002 Àngels García, funcionaria internacional de la Generalitat, catedrática de Francés y ex directora del Instituto Cervantes de París, aceptó la oferta de Carles Duarte, secretario general de la Presidencia, de tomar las riendas de la Maison en sustitución de Philippe Laborde, ésta acumulaba pérdidas de 3,6 millones de euros en la gestión de sus oficinas, bistrot y tienda. García saneó las cuentas y el centro empezó a dar beneficios. Si a su llegada, la Maison recibía una subvención de 180.000 euros trimestrales, un año después las ayudas no eran necesarias: sólo el Bistrot proporcionaba ganancias de 10.000 euros mensuales.
La Maison, situada en un histórico edificio en la zona del bulevar Saint-Germain que también acoge oficinas de comercio y cultura, empezó con mal pie: sólo la búsqueda del local, adjudicada a una empresa francesa, costó más de 60.000 euros, y las facturas para su reconstrucción superaron en un 100% lo previsto. Una auditoría del Departamento de Economía detectó irregularidades en los gastos e inversiones para la apertura de la Maison. La entidad tuvo que cerrar el restaurante por suspensión de pagos a finales de 2001. Además, prácticamente nadie acudía a la oficina de información y la tienda de artesanía catalana -"una especie de todo a cien cutre", según García- acumulaba polvo y dejadez.
García recuerda que los primeros días como nueva responsable tuvo que organizar dos camiones para que se llevaran ordenadores rotos o muebles inservibles. La "gestión manirrota para mantener un proyecto faraónico", en palabras del entonces diputado de Iniciativa per Catalunya-Verds José Luis López Bulla, dio lugar a más de 17 interpelaciones parlamentarias. Sólo los votos conjuntos de CiU y PP en abril de 2001 evitó que el Parlament reprobara públicamente a Antoni Subirà, consejero de Industria, Comercio y Turismo. Las irregularidades en el funcionamiento de la entidad se añadían a supuestos delitos de prevaricación, malversación de fondos públicos y fraude de algunos de los entonces responsables del Consorcio de Turismo de Cataluña.
Recuerda García que, a su llegada a la Maison, tuvo que sumergirse en unos libros de contabilidad "que no cuadraban para nada", ser la única responsable en la gestión del dinero y despedir a casi la mitad del personal contratado. Una vez saneadas las cuentas, el nuevo equipo centró su labor en reorientar el funcionamiento del centro: el nuevo restaurante, por ejemplo, aparece recomendado en la guía Michelin y en la Gault Millau, se ha puesto en marcha una web. En el nuevo espacio se organizan conferencias, debates y exposiciones relacionadas con la economía, la política y la cultura catalana. Ahora, a Àngels García no se le ha renovado su contrato y la Maison se encuentra a la espera de las nuevas directrices o de la Generalitat en materia de relaciones internacionales.
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