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Argelia restringe la labor de la prensa

Duras medidas contra los corresponsales

Después de la prensa nacional, le ha tocado el turno a la prensa extranjera. Las autoridades argelinas prohibieron el miércoles a la cadena de televisión árabe Al Yazira seguir ejerciendo su labor desde Argel y, al día siguiente, enunciaron nuevas normas, más restrictivas, para la acreditación de corresponsales de medios de comunicación internacionales.

Es la primera vez, desde que hace cinco años llegó al poder el presidente Abdelaziz Buteflika, que en Argelia se toman medidas que complican la labor de los corresponsales. Éstos son en su mayoría argelinos que trabajan a tiempo parcial para la prensa árabe o francesa. El Ministerio de Comunicación estableció una serie de incompatibilidades que, a muchos, les impedirán seguir colaborando con medios foráneos.

La decisión de congelar la actividad de Al Yazira es considerada por la prensa argelina como una advertencia a los demás corresponsales a los que se les reprocha dar una imagen negativa del país. La gota de agua que colmó la paciencia del Gobierno argelino con la cadena de televisión fue probablemente su versión de la explosión, el 21 de junio, en la central eléctrica que Hamma (Argel), que atribuyó a un grupo islamista que más tarde la reivindicó. Las autoridades sostienen que se trató de un incidente técnico, que provocó un gran apagón, aunque han abierto una investigación.

Los impedimentos puestos a los corresponsales de la prensa extranjera son interpretados por los principales diarios argelinos, en su mayoría hostiles a Buteflika, como "un nuevo golpe a la libertad de expresión" después de los que asesta, desde hace un mes, a la prensa nacional.

Por tráfico de divisas o por difamación, los directores de los rotativos El Jabar, Ali Djerri; Le Matin, Mohamed Benchicu; y Er Rai, Ahmed Benaum, han sido condenados en las tres últimas semanas y los dos últimos han sido incluso ingresado en prisión. Buteflika siempre se ha declarado comprometido con la libertad de prensa, que en su país goza de más respeto que en el resto del mundo árabe, pero durante la campaña para su reelección, en abril, respondió a las críticas de los periódicos arremetiendo contra ellos.

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