Tiempo de asesinos
Charles Latimer, novelista policiaco inglés a lo Agatha Christie, antiguo profesor de Economía Política y ensayista sobre socialismo utópico-científico e ideólogos nazis, ve un día un muerto en el depósito de Estambul: Dimitrios Macropoulos, envasador de higos, apuñalado. ¿Quién fue Dimitrios? Por curiosidad, por imitar a los investigadores fabulosos, Latimer intentará saberlo. La máscara de Dimitrios (1939) es la historia de un gran talento criminal, ladrón y asesino en la Esmirna de 1922, cuando los turcos masacraron a los griegos, magnicida en Sofía, espía en Belgrado al servicio de Francia, comerciante de estupefacientes y mujeres en París, experto en delicados negocios militares, miembro del consejo de administración de un banco de Mónaco. Estamos en 1938, vísperas de matanza mundial, entre dos guerras, una época miserable. No vemos a Dimitrios, oímos historias sobre Dimitrios, contadas por expedientes policiales e individuos extraordinarios. El magnífico Eric Ambler (1909-1998) mezcla imaginación e historia para intuir mejor lo real, y el muerto va cobrando vida. Dimitrios tiene el mismo apellido que la heroína de una ópera de Janacek, El caso Macropoulos, criatura de 342 años, que no podía morir, pero, cuando Latimer lo da definitivamente por muerto, no escribirá sobre Dimitrios, auténtico caso fantástico: su nueva novela sucederá en una mansión campestre, rica en herederos voraces, con té y críquet y asesinato en el jardín. Ambler contaba su época y se reía de la literatura de la época. Es un clásico.
LA MÁSCARA DE DIMITRIOS
Eric Ambler
Traducción de Ana Goldar
Edhasa. Barcelona, 2004
373 páginas. 7,95 euros