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Reportaje:36º CONGRESO DEL PSOE

Una asignatura pendiente desde 1982

La presión de UCD logró la eliminación del grupo del PSC en el Congreso

Enric Company

La buena disposición con que los socialistas catalanes acuden al congreso del PSOE se ha enrarecido por la petición de grupo parlamentario propio en el Congreso de los Diputados, planteada por Pasqual Maragall. No es una idea nueva. Hace ya tanto tiempo que el PSC perdió su grupo parlamentario que parece que nunca lo ha tenido. Pero lo tuvo. Desde 1977 hasta 1982. Su portavoz fue Ernest Lluch. Y consiguió un gran protagonismo político. Su existencia responde a la idea que Maragall tiene del PSC. Ahora que es presidente de la Generalitat, además, echa en falta esa herramienta. Quiere poder hacer como su antecesor, Jordi Pujol, y negociar con los Gobiernos de España en las Cortes. Como hacía y hace el Gobierno Vasco mediante el grupo del PNV.

El protocolo de unidad socialista en Cataluña consagraba el grupo parlamentario propio
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El grupo parlamentario del PSC fue fruto de la unificación del espacio socialista en Cataluña, muy atomizado a la salida de la dictadura. Fue un proceso largo y complicado, entre otras razones porque nadie sabía cual sería el peso electoral de cada uno. El PSOE tuvo la tentación de ir por su cuenta a las primeras elecciones, las de junio de 1977, pero renunció consciente de su debilidad orgánica.

De las varias opciones socialistas que concurrieron a aquellas elecciones del 15-J de 1977, resultó ganadora la coalición Socialistes de Catalunya, formada por el PSC-Congrés y la Federación Socialista Catalana del PSOE. Ganó, creó su grupo parlamentario y lo "asoció" al del PSOE. Un año después, en junio de 1978, en vista del éxito inicial, estos dos partidos y un tercero, el PSC-Reagrupament, se fusionaron y dieron lugar al actual Partit dels Socialistes de Cataluña (PSC-PSOE). Un Protocolo de Unidad determinó que el nuevo partido tiene "plena soberanía" en el ámbito de la política catalana y participa en el Congreso del PSOE para "definir conjuntamente con el resto de los socialistas del Estado los elementos estratégicos coincidentes de la lucha de clases". El protocolo consagró el grupo creado por la coalición.

Esto no impidió, sin embargo, que en 1981, pocos meses después del golpe de Estado del 23-F, el PSOE pactara con la entonces gobernante Unión de Centro Democrático (UCD) una reforma del Reglamento del Congreso de los Diputados que, entre otras cosas, impedía la existencia de varios grupos parlamentarios socialistas. "El presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, estaba obsesionado con este asunto", recuerda uno de los dirigentes de entonces del PSC, "y el PSOE se opuso de boquilla, pero no hizo cuestión del asunto". El protagonista de la negociación fue Alfonso Guerra, en el apogeo de su poder. Los socialistas catalanes vivieron aquella cesión a UCD casi como una traición. Sólo la aceptaron porque se produjo, como ahora ha recordado Maragall, como un elemento más de la involución autonómica provocada por el 23-F.

La obsesión de Calvo Sotelo procedía de que su Gobierno, que estaba en minoría en el Congreso de los Diputados, debía hacer frente a tres grupos socialistas. Primero intervenía el portavoz del grupo del PSOE, después el del PSC y luego el de los socialistas vascos, que a pesar de no ser un partido distinto del PSOE también tenían grupo propio. Otro de los protagonistas catalanes del momento define así el envite: "Las dos cosas son verdad. Hubo un cambio de vientos provocado por el 23-F, la presión de UCD... pero a la dirección del PSOE no le parecía mal".

El nuevo Reglamento entró en vigor después de las elecciones legislativas de 1982, que el PSOE ganó por mayoría absoluta. El artículo 23.2 puso las condiciones para evitar que se constituyeran los grupos socialistas vasco y catalán. Dice así: "En ningún caso pueden constituir grupo parlamentario separado diputados que pertenezcan a un mismo partido". Esta es la parte dedicada a los socialistas vascos. Luego añade: "Tampoco podrán formar grupo parlamentario separado los diputados que, al tiempo de las elecciones, pertenecieran a formaciones políticas que no se hayan enfrentado al electorado". Esta es la parte dedicada a los socialistas catalanes.

La primera propuesta de reforma del Reglamento, elaborada en junio de 1980, abordaba la cuestión de forma que hubiera permitido la continuidad de un grupo del PSC, pero no de los socialistas vascos. Decía así: "En ningún caso podrán constituir grupos parlamentarios distintos los diputados que hubieran concurrido a las elecciones bajo una misma identificación electoral".

El PSC ha mantenido siempre viva la reclamación de su grupo, a la espera de una reforma del Reglamento. Es lo que ahora se anuncia. Sin embargo, la eventualidad de una reforma del Senado complica las expectativas. Si el Senado es efectivamente cámara territorial, argumenta un diputado del PSC, "lo normal es que el Congreso mantenga la configuración de sus grupos en base a criterios ideológicos".

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