Thomas Gold, astrofísico
Thomas Gold, astrofísico de la Universidad Cornell, que trabajó sobre temas tan variados como la exploración de la Luna, los orígenes del petróleo y la creación del universo, a menudo enfrentándose a teorías comúnmente aceptadas, murió el 22 de junio en el Centro Médico Cayuga, de Ithaca, Nueva York. Tenía 84 años. La causa de la muerte fue una complicación de su enfermedad de corazón.
A Gold se le atribuye el mérito de ser un manantial de ideas interesantes y a veces poco convencionales, cuya osadía reconocían sus colegas, aunque no siempre las aceptasen. Es más conocido por un ensayo de 1968 sobre los pulsar, que son estrellas compuestas por neutrones que giran con gran rapidez y están rodeadas de un gran campo magnético que emite pulsaciones regulares de ondas de radio. En aquella época, los pulsar habían sido detectados por los radiotelescopios, pero no habían sido explicados.
En 1948, Gold, con Fred Ho-yle y Hermann Bondi, propuso una nueva teoría de la creación del universo, que denominaron la teoría de la creación continua del cosmos. Mantenían que el universo ha permanecido constante e infinito con una creación continua de nueva materia. Cuando los científicos descubrieron posteriormente que podían medir la radiación de microondas que aún persistía del Big Bang de la creación, la teoría quedó desacreditada. "La teoría de la creación continua era una hermosa idea e intelectualmente grata, aunque el Big Bang se ha convertido en el claro ganador para la ciencia", dijo Peter Goldreich, astrofísico del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, que estudió con Gold.
El papel público más importante de Gold fue en la década de los sesenta, cuando fue consejero de la NASA en las expediciones lunares Apolo. Como miembro del equipo de ciencia espacial del Comité de Asesoramiento Científico del Presidente, predijo acertadamente que la superficie de la Luna sería polvorienta, probablemente pulverizada por legiones de impactos de asteroides y cometas. Pero su colega de Cornell Joseph Veverka observó que Gold había calculado mal el espesor de la capa de polvo lunar, al insinuar inicialmente que los astronautas y sus vehículos se podrían hundir en ella.
Gold intervino en los años ochenta en contra del uso del transbordador espacial y otros vuelos espaciales tripulados por el hombre, argumentando que los instrumentos y los vuelos no tripulados podían realizar casi la misma labor para la ciencia. "Los fracasos de los lanzamientos sin tripulación (y habrá algunos) costarán dinero, pero no pondrán en peligro vidas humanas, ni el prestigio de Estados Unidos. Ni tampoco someterán a todo el programa a años de retraso e incertidumbre", escribió en 1987.
En una etapa ya avanzada de su carrera, Gold volvió a sus estudios sobre la Tierra, y enunció otra teoría heterodoxa sobre los orígenes del petróleo y el metano. Su idea era que el petróleo y otros hidrocarburos son generados constantemente por un proceso microbiano y no son el resultado de la materia orgánica vegetal en descomposición. Planteó sus ideas en el libro The deep hot biosphere (1999), y propuso que los programas espaciales empezaran a buscar vida subterránea, perforando para encontrar microbios vivos en Marte y otros planetas. También insinuó que perforar profundamente la Tierra resolvería la escasez de suministro de energía, una idea que ha sido ampliamente refutada por los geólogos.
Thomas Gold nació en Viena en 1920. Se diplomó por la Universidad de Cambridge en 1942, antes de hacer investigación sobre el radar para el Almirantazgo británico. En 1947 fue elegido para una beca del Trinity College, Cambridge, donde hizo investigación sobre resonancia y audición en el oído humano. Recibió un doctorado de Cambridge en 1969. Fue primer ayudante del Astronomer Royal de Greenwich antes de ser nombrado catedrático de Astronomía en Harvard en 1957. En 1959 se incorporó a Cornell, donde fue director del Centro de Radiofísica e Investigación Espacial hasta 1981. En 1986 fue nombrado catedrático emérito.
Fue socio de la Royal Society Británica, miembro de la Academia Nacional de Ciencias de EE UU, y desde 1981 hasta 1986 fue presidente de la Sociedad Astronómica de Nueva York. Fue miembro de la Academia Americana de las Artes y las Ciencias, y en 1985 recibió una medalla de oro de la Royal Astronomical Society.-
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