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IG Metall pacta con Siemens un aumento de jornada para impedir la deslocalización

En un desenlace que pone fin a meses de mutuas recriminaciones, el grupo industrial Siemens selló ayer con el sindicato IG Metall un acuerdo que deberá evitar el traslado de miles de puestos de trabajo desde las plantas alemanas de la multinacional a países de Europa del Este y de Asia. A cambio, IG Metall admite ampliar por vez primera, aunque sólo sea en casos específicos, de 35 a 40 horas la semana laboral. Como primera consecuencia, Siemens mantendrá durante al menos dos años 2.000 puestos de trabajo en dos fábricas de teléfonos móviles en el oeste del país, Kamp-Lintfort y Bocholt. Originalmente, estos empleos debían ser trasladados a Hungría.

La discusión sobre la deslocalización había subido mucho de tono en Alemania, donde los líderes socialdemócratas incluso llegaron a calificar de "apátrida" a un dirigente empresarial que recomendó a sus colegas explorar las oportunidades de deslocalización que brinda la ampliación de la Unión Europea. Con 417.000 empleados distribuidos alrededor del planeta y menos de la mitad de ellos en Alemania, Siemens es desde hace muchos años una empresa completamente internacionalizada. En los últimos 10 años, sin embargo, ha reducido sus puestos de trabajo en Alemania de 238.000 a 167.000.

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Sin compensación salarial

El acuerdo firmado en la madrugada del jueves supone un alto en este camino. Mientras Siemens, en principio, se compromete a respetar tanto los convenios sectoriales como la semana laboral de 35 horas en sus plantas alemanas, IG Metall accede a buscar "soluciones complementarias" para aquellas líneas de producción que, por sus altos costes laborales, ya no pueden competir con otros países.

Para el caso de Kamp-Lintfort y Bocholt, esto significa que más de 4.000 empleados trabajarán cinco horas adicionales a la semana, sin compensación salarial. Además, renunciarán a los salarios extra de Navidad y vacaciones, que serán sustituidos por un sistema de bonificaciones. Según fuentes de Siemens, el acuerdo permite reducir en un 30% los costes laborales, equiparándolos a los de Hungría.

Aceptar esto supone también una pequeña revolución para IG Metall, que desde 1978, una y otra vez, ha paralizado la producción industrial en defensa de las 35 horas. Su vicepresidente, Berthold Huber -más moderado que el presidente, Jürgen Peters, de línea dura- dijo que el acuerdo "demuestra que existen alternativas al recorte de plantilla y traslados de empleos, faltos de imaginación". También el presidente de Siemens, Heinrich von Pierer, se congratuló de un "triunfo de la razón".

Aún es incierto el futuro de otros 2.300 puestos de trabajo de Siemens en otras plantas alemanas, igualmente amenazadas por la deslocalización. Von Pierer, sin embargo, se mostró confiado de que también en estos casos se llegará a similares acuerdos.

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