Una vía para el recuerdo

La ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, anunció el martes la construcción de un AVE que unirá el Cantábrico con el Mediterráneo sin pasar por Madrid. No es un intento nuevo. En tiempos de Primo de Rivera se proyectó la construcción del ferrocarril Santander-Mediterráneo. Tras la Guerra Civil se emprendió la construcción de uno de sus tramos más complejos, el túnel de La Engaña (6.976 metros), el túnel ferroviario más largo de España, que

une Cantabria con Burgos. En esa obra trabajaron desde 1943 miles de presos republicanos, una media de 600 a lo largo de 14 años. La línea nunca se terminó, el túnel nunca fue utilizado y se ha convertido en un monumento al trabajo inútil, sólo digno de la arqueología constructiva de este país.

Franco utilizó durante años a miles de presos políticos en beneficio de su régimen y de empresarios afines. Todavía a finales de los sesenta, Banús seguía utilizando un destacamento de presos en la construcción de la colonia de chalets de Mirasierra, en Madrid. Fueron explotados hasta la extenuación, algunos hasta la muerte, en cientos de obras por todo el país: embalses, canales, carreteras y líneas férreas, cárceles y hospitales, estadios de fútbol... Unas fueron muy rentables; otras, perfectamente inútiles, como este túnel de La Engaña, o el "túnel-basílica-mausoleo" de El Valle de los Caídos.

Mañana se celebra en Rivas Vaciamadrid un concierto homenaje a los republicanos, esos hombres y mujeres que ven cómo su vida se apura sin que se les haya pedido perdón ni se les haya ofrecido un reconocimiento suficientemente digno. No es malo que estas noticias que nos hablan de futuro nos sirvan de pretexto para enfocar el retrovisor de nuestra historia que, aunque algunos se empeñen en no ver, nos perseguirá siempre.