Los sindicatos denuncian que Sáez Merino quiere deslocalizar más producción
La empresa argumenta la caída de beneficios
El grupo textil Sáez Merino -fabricante de las marcas Lois, Caroche o Cimarron- prepara un plan de reordenación que ha hecho saltar la alarma entre los sindicatos. CC OO-PV y UGT-PV denunciaron ayer que la reestructuración que prepara la firma no obedece a razones económicas, como ésta argumenta, sino a la decisión de deslocalizar más producción (ahora una parte se fabrica en Marruecos) en países terceros con menores costes. Los dos sindicatos rechazaron cualquier pérdida de empleo en el grupo textil y se mostraron dispuestos a luchar por el mantenimiento de los puestos de trabajo. Las dos centrales solicitarán una reunión urgente a la Administración valenciana.
Sáez Merino prepara una reordenación con la que pretende hacer frente a la caída de resultados de los últimos años. El grupo textil valenciano facturó el año pasado 109,84 millones de euros, frente a los casi 131 millones de 2002, y aunque se mantuvo en beneficios, éstos cayeron desde los nueve millones a 2,47 millones el año pasado, lo que supone un descenso del 72,5%. Fuentes del grupo explican, además, que la previsión apunta a una nueva caída en 2004.
La dirección de la empresa valenciana aún no ha concretado detalle alguno sobre esta reestructuración, que confía tener perfilada en la primera semana de julio. Con todo, ha explicado que el plan de reajuste afectará principalmente a su área de confección. Sáez Merino tiene seis plantas de confección, dos de ellas en Castilla-La Mancha y el resto en la Comunidad Valenciana, de un total de ocho centros, y aunque hasta la fecha ha apostado por la producción propia, la estrategia a partir de ahora apuesta por la subcontratación en otros países, según los sindicatos.
En la actualidad, Sáez Merino subcontrata alrededor del 15% de su producción, en España y en Marruecos. La empresa, oficialmente, ha evitado hasta el momento confirmar su intención de subcontratar más producción en el extranjero. Tampoco ha cifrado la repercusión que el "plan de reorientación estratégica" tendrá sobre el empleo que genera.
Sáez Merino emplea a una media de 1.600 personas y se teme que el ajuste afecte a más de 400 trabajadores y suponga el cierre de varios centros. La firma, por ahora, se ha limitado a explicar que el plan pretende mantener su competitividad y paliar el efecto de la competencia de países con menores costes laborales y la caída del consumo, con la liberalización comercial en el horizonte de 2005.
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